El primer ministro interino iraquí, Iyad Alaui, se unió ayer al coro de voces que acusa públicamente a Siria de colaborar abiertamente con la insurgencia iraquí, al tiempo que exigió a Damasco la entrega de varios colaboradores del régimen de Sadam Husein. Alaui aseguró poseer "pruebas" que demuestran que destacados miembros del depuesto régimen iraquí se refugian en el vecino país árabe para, desde allí, financiar y coordinar la resistencia.

En declaraciones realizadas al rotativo jordano Al Rai , Alaui revela que ha enviado una carta al presidente sirio, Bashar al Asad, en la que le exige la repatriación de antiguos colaboradores del depuesto dictador iraquí refugiados en Siria. "En mi mensaje, he incluido pruebas y confesiones de terroristas, además de pedirle (al presidente sirio) que ponga freno a las operaciones terroristas planeadas desde Siria", dijo.

DAMASCO "ANIMA" A RESISTIR Desde hace ya tiempo, el Gobierno iraquí y el de EEUU acusan a Siria de permitir e incluso "animar" la infiltración de mercenarios islamistas que después se unen a los insurgentes. El Gobierno de Alaui quiere llevar ante el juez a dos excolaboradores del dictador, como Taher Habush, exdirector del espionaje, o Sabaawi , hermanastro del expresidente.

Más explícito que el primer ministro interino fue el embajador de Irak en Damasco, Hasán Alaui, quien declaró a la revista Time que su país tiene "fotos comprometedoras" para el Gobierno sirio. "El primer ministro ha escrito a los sirios para comunicarles que tiene en su poder negativos, que no ha hecho públicos por presiones de EEUU", afirmó el diplomático. En una de las fotografías se podía ver cómo uno de los insurgentes que batallaron en la ciudad rebelde de Faluya, identificado como Muayed Ahmed Yasín, conversaba con un responsable sirio, según Alaui.

Cuatro soldados estadounidenses y ocho iraquís murieron ayer en dos ataques separados de la insurgencia. Mientras, el general de EEUU Carter Ham afirmó que el suicida que perpetró el atentado del martes en el comedor de la base militar de Marez, en Mosul, llevaba un uniforme de la Guardia Nacional iraquí.

Ese atentado ha desencadenado una nueva ola de críticas contra el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, incluso desde las propias filas del Partido Republicano. Rumsfeld se declaró ayer "profundamente entristecido" ante la impresión que se han forjado las voces críticas de que no hace lo suficiente para proteger a las tropas estadounidenses en Irak. "Me levanto por la mañana y pienso en lo que nuestras tropas están haciendo; y me digo, si ellos pueden cumplir con su obligación, yo también".

RESPUESTA AIRADA Rumsfeld tuvo que admitir que las cartas de condolencia enviadas a las familias de los soldados muertos no estaban firmadas de su puño y letra, sino que era una rúbrica de máquina.

Además, la respuesta airada de Rumsfeld a las quejas de los soldados de no disponer de material militar adecuado --"uno va a la guerra con el Ejército que tiene y no con el Ejército que querría tener", dijo el dirigente-- le han granjeado una imagen de hombre insensible ante los sacrificios de sus soldados.

MAS VIOLENCIA El jefe del Pentágono ya da por sentado que las elecciones no pondrán punto final a la ola de violencia en Irak. "Creo que esperar un Irak pacificado tras las elecciones sería un error", declaró.

Además, la minoría kurda da muestras de impaciencia. Un grupo de kurdos presentó ayer ante la ONU una petición firmada por 1,7 millones de habitantes del norte de Irak solicitando un referendo de independencia.