La cancillera alemana, Angela Merkel, ejerce este domingo de anfitriona en Berlín de una cumbre internacional sobre Libia que reúne al jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, Fayed al Serraj, y al hombre fuerte del país, el mariscal Jalifa Hafter.

El presidente francés, Emmanuel Macron; el ruso, Vladímir Putin; el turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el británico, Boris Johnson, así como el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, aestán presentes en la convocatoria, cuyo objetivo es s sentar las bases de un proceso de paz que ponga fin al conflicto en el país

La conferencia tiene lugar bajo el paraguas de la ONU, que reconoce a Al Serraj como jefe de gobierno legítimo de Libia. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, es formalmente el anfitrión de la cita.

La diplomacia alemana ha dejado claro en todo momento que no hay que depositar grandes expectativas en la conferencia. "Lo importante es que están aquí todos los actores relevantes en el conflicto", ha destacado ante los medios el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. También desde el bloque comunitario acuden a la cita la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien el sábado se reunió con Merkel, así como el del Consejo Europeo, Charles Michel.

Fuertes tensiones

La determinación alemana y europea de incidir en el conflicto libio se producen en un momento álgido en las tensiones libias. Fuerzas de Hafter, que mantienen Trípoli bajo asedio, bloquearon el sábado la producción de petróleo en el golfo de Sirte, corazón de la industria petrolera libia, y ka tregua que entró en vigor el día 12 es violada casi a diario.

El representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salameh, quien lleva meses coordinando con Berlín esa cita, ha llamado a las tropas extranjeras presentes en el país a abandonar Libia. En sentido parecido se pronunció, en un tuit, Pompeo, para instar además a un alto el fuego duradero.

Son muchas y muy complejas las alianzas, políticas y militares, tejidas en torno a Al Serraj y Hafter. El mariscal cuenta con el respaldo de Putin, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, mientras que París y Washington le apoyan políticamente.

El GNA sigue siendo el gobierno reconocido por la ONU, que recibe apoyo militar de Turquía -lo que vulnera el embargo de armas decretado- y político de Italia y Catar.

País petrolero y de tránsito migratorio

La confrontación de intereses sobre Libia se derivan tanto de su riqueza petrolera -con Francia e Italia como principales destinatarios europeas- a su papel como país de tránsito de la migración procedente de África hacia Europa. El caos actual favorece la acción de las mafias de tráfico humano y convierte sus campos de refugiados en panoramas de hacinamiento infrahumano, violaciones y esclavitud.

Libia está inmersa desde 2014 en una guerra civil con dos grandes facciones y múltiples milicias. El pasado abril se intensificaron los combates por la nueva ofensiva de Hafter; desde entonces han muerto unas 1.500 personas y se han generado 100.000 desplazados internos.