La justicia alemana abrió hoy el proceso contra el exguarda de un campo de concentración nazi, de 93 años y acusado de complicidad en 5.230 muertes, exponente de los juicios tardíos abiertos en los últimos años por crímenes del Tercer Reich. Bruno Dey, el procesado, sirvió entre los 17 y 18 años como guarda de las SS hitlerianas en el campo nazi de Stutthof, cercano a Gdansk, en la Polonia ocupada, donde se estima que fueron asesinados unos 100.000 confinados, en su mayoría judíos.

La Fiscalía le imputa complicidad por haber sido partícipe, desde su posición de vigilante en ese campo, de la maquinaria de exterminio masivo del nazismo. El procesado ha admitido en los interrogatorios previos que, cuando sirvió en ese lugar, sabía del propósito del Tercer Reich de exterminar a los judíos. Ha aludido, sin embargo, que tenía 17 años cuando fue destinado ahí, en 1943.

UNA VIDA NORMAL

Tras la derrota del nazismo pasó un corto periodo en un campo de prisioneros, tras lo cual llevó una vida normal, como panadero, camionero y otros oficios. Se casó, tuvo hijos y se instaló en Hamburgo. Durante décadas, la justicia alemana no abrió diligencias contra él, puesto que no se le consideraba implicado directamente en crímenes de guerra.

El pasado abril, la Fiscalía de Hamburgo presentó acusación formal, avalada por los testimonios de familiares de las víctimas, algunos de los cuales asisten ahora al juicio. Se considera que su proceso podría ser uno de los últimos casos abiertos por crímenes del nazismo, después de que en los últimos años se hayan llevado a cabo varios juicios similares. Otros casos quedaron sobreseídos por la incapacidad de los acusados de responder ante un tribunal dada su avanzada edad o por problemas de salud.

Los procesos se han apuntalado en el precedente que supuso el juicio contra el exguarda ucraniano John Demjanjuk, quien fue condenado en el 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de Sobibor, en territorio de la Polonia ocupada. Demjanjuk, quien tras la Segunda Guerra Mundial vivió durante décadas en Estados Unidos hasta que fue extraditado a Alemania, asistió a su proceso en una camilla, no llegó a pronunciarse nunca sobre les casos que se le imputaban y murió unos meses después de escuchar sentencia en un asilo de ancianos.

CAMINO ABIERTO A OTROS CASOS

Pero su procesamiento y condena abrieron la puerta a otros juicios por complicidad en el genocidio, generalmente contra nonagenarios. En marzo del año pasado murió, sin haber llegado a ingresar en prisión, el llamado 'Contable de Auschwitz', Oskar Gröning, quien en el 2015 fue condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en el asesinato de unos 300.000 judíos en el que fue el mayor campo de exterminio nazi.