Hacía más de dos años que Alemania no sentaba a un supuesto criminal nazi en el banquillo de los acusados. Ayer fue el turno de Johann R., exguardia del campo de concentración de Stutthof. A sus 94 años se enfrenta a la acusación de la fiscalía, que le considera cómplice del asesinato de cientos de personas.

Exmiembro de las SS y originario de Rumanía, Johann R. trabajó en la seguridad de este campo entre junio de 1942 y septiembre de 1944. En 1943 se le ascendió y pasó a supervisar los destacamentos de trabajo así como a realizar tareas desde vigilancia desde las torres del campo.

Durante su estancia en Stutthof, un centenar de prisioneros polacos y 77 soviéticos fueron asesinados en las cámaras de gas de Stutthof mientras que varios centenares de judíos fueron ejecutados de un disparo en la nuca cerca del crematorio. Tras hablar con hasta cien testigos de la barbarie y repasar los documentos históricos, la fiscalía le señala como colaborador. «¡Nunca fui un nazi!», aseguró el año pasado al diario Welt. Ahora deberá responder ante el tribunal regional de Münster.

NAZIS FUGADOS / Más de setenta años después de que sucedieran esos crímenes, el pasado ha vuelto a perturbar a este economista jubilado y director de un colegio técnico de horticultura de Borken. Con la acusación contra Johann R., Alemania abre un nuevo capítulo en la persecución de los crímenes nazis, pues hasta hora el campo de Stutthof no había sido considerado como parte de la maquinaria de exterminio del Tercer Reich.