Día histórico en Alemania. Después de una semana muy intensa, el Bundestag, el parlamento federal alemán, ha aprobado la legalización del matrimonio homosexual. Con una amplia mayoría de 339 votos a favor y 226 en contra, la cámara baja ha dado luz verde a una larga reivindicación del colectivo de gay y lesbianas del país. Alemania se convierte así en el país número 25 que aprueba el matrimonio homosexual.

Ese importante paso para los derechos sociales ha sido posible gracias a la presión de los partidos de la oposición y al gesto de la cancillera Angela Merkel, quien el pasado lunes aseguró que permitiría la libertad de voto dentro de las filas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) que preside. Así, alrededor de unos 80 diputados conservadores han roto con la tradición de su partido y han votado a favor del matrimonio homosexual. No es el caso de Merkel, quien ha optado por denegar ese derecho.

Con la aprobación de esta ley se permitirá que las parejas homosexuales puedan tener los mismos derechos en adopción que las heterosexuales y que dispongan de los mismos beneficios a la hora de pagar sus impuestos o tramitar una herencia. A pesar de que este mismo viernes el parlamento federal alemán empieza sus vacaciones, tras el sí del Bundestag se espera que la ley entre en vigor a principios de octubre. “Llega tarde, pero mejor tarde que nunca”, ha asegurado a EL PERIÓDICO Klaus Jetz, director general de la Federación de Gays y Lesbianas de Alemania (LSVD).

LEGALIZACIÓN EXPRÉS

Después de 15 años de bloqueo de los conservadores a la legislación del matrimonio gay, este lunes la canciller se vio contra las cuerdas cuando todos los partidos de la oposición, inclusive los socialdemócratas de Martin Schulz, aseguraron que no formarían parte de una coalición de gobierno con un partido que no apoyase ese derecho de la comunidad homosexual. A pesar que todas las encuestas pronostican otra victoria cómoda para la CDU en las elecciones generales del 24 de setiembre, Merkel necesitará apoyos para formar un gobierno estable. Consciente de ello, aceptó por primera vez a dar libertad de voto a sus correligionarios, lo que abría la puerta a la legalización.

Alemania reconoce desde el año 2001 las uniones civiles entre personas del mismo sexo pero, a diferencia de grandes países europeos como España o Francia, aún no había legalizado esa unión como matrimonio. A pesar de tener un apoyo mayoritario en las calles alemanas eso no se había traducido aún en el parlamento, donde esa idea disgustaba a muchos conservadores, incluyendo a Merkel. Así, en el año 2013 la canciller ya reiteró que “el matrimonio es la coexistencia entre un hombre y una mujer”.