Alemania tomará represalias contra Arabia Saudí por el asesinato del periodista opositor Jamal Khashoggi. Un mes y medio después de su escabrosa ejecución en el consulado saudí en Estambul, Berlín ha anunciado este lunes que prohibirá la entrada a 18 ciudadanos del país del Golfo vinculados con el caso. Se desconoce si entre los afectados hay miembros de la monarquía autoritaria de Riad.

Aún tenemos más preguntas que respuestas, ha lamentado el ministro de Asuntos Exteriores alemán, el socialdemócrata Heiko Maas, antes de la cumbre europea celebrada en Bruselas. Con este gesto, Berlín responde a los recientes resultados de la investigación, que apuntan a que Khashoggi fue torturado, asesinado y descuartizado el pasado 2 de octubre en Estambul, donde viajó para realizar unos trámites para poder casarse con su novia turca.

Este sábado la CIA confirmó todas las sospechas al concluir que fue el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, quien orquestró el asesinato del periodista disidente. Según avanzó el Washington Post, la agencia del espionaje estadounidense averiguó que el embajador saudí en Estados Unidos, hermano de Bin Salman, animó a Khashoggi a viajar a Estambul, asegurándole que no le pasaría nada.

VENTA DE ARMAS CONGELADA

El pasado 22 de octubre el gobierno encabezado por la cancillera alemana Angela Merkel ya dio un paso al frente al anunciar que suspenderían la aprobación de ventas de armas a Arabia Saudí e instó a sus socios europeos a hacer lo mismo. Aunque no han seguido su estrategia, Maas confirmó este lunes que siguen trabajando en cooperación con Francia y el Reino Unido. Riad fue en 2017 el segundo mayor cliente armamentístico de Alemania, con compras por valor de hasta 400 millones de euros.

Tras semanas negando la mayor, el gobierno autocrático saudí terminó confesando el asesinato del periodista opositor del régimen tras la enorme presión internacional. La Fiscalía saudí ha pedido la pena de muerte por cinco acusados por esa ejecución y ha exculpado al príncipe heredero, una versión que no satisface a las potencias occidentales, que siguen viendo la mano negra de Bin Salman tras el crimen. Este mismo lunes el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha asegurado que los asesinos de Khashoggi podrían haber sacado su cuerpo desmembrado de Turquía en maletas para borrar así toda prueba de lo sucedido.