La guerra contra el terrorismo se ha convertido en el escenario de graves violaciones de los derechos humanos por parte de Estados Unidos. Washington no ha tenido el nivel de compromiso y vigilancia para evitar que sus tropas y funcionarios cometan abusos en Afganistán, Irak, y Guantánamo, y ha demostrado, en general, una actitud que ha "abierto las puertas" a la tortura.

Las denuncias forman parte de un informe de Amnistía Internacional (AI) sobre las torturas en la guerra antiterrorista. "Al reducir las salvaguardias, demonizar a los detenidos y despreciar sus obligaciones legales internacionales, EEUU está, en el mejor de los casos, sembrando la confusión entre los encargados de los interrogatorios y, en el peor, dando luz verde a la tortura".