Alemania vive días de tensión. Después de varias jornadas en las que la ultraderecha ha mostrado su fuerza en las calles, la cancillera alemana, Angela Merkel, hizo ayer un llamamiento a los alemanes para movilizarse frente al odio. «A lo que hemos asistido desgraciadamente estos últimos días, incluido el fin de semana, estas marchas de extremistas de derecha y de neonazis listos para la violencia, no tiene nada que ver con el luto por un hombre, si no que persigue lanzar un mensaje de odio contra los extranjeros, los políticos, la policía y la prensa libre», afirmó.

Las palabras de la líder democristiana coinciden con un polémico caso que a pesar de cerrarse seguirá dando de qué hablar a los movimientos de corte racista.

El tribunal del distrito de la ciudad de Landau condenó ayer a ocho años y seis meses de prisión al joven refugiado que asesinó a su expareja durante la pasada Navidad. De nacionalidad supuestamente afgana, Abdul D. acuchilló a Mia V., de tan solo 15 años, para vengarse por haber cortado con él unas semanas antes. El crimen se cometió el 27 de diciembre del 2017 en un supermercado de la pequeña localidad de Kandel, cerca de la frontera francesa, y tuvo un impacto mediático del que se aprovecharon grupos ultraderechistas.

La sentencia contra el joven refugiado llega en un momento especialmente delicado en Alemania, que ha vivido una última semana de fuertes protestas en la ciudad de Chemnitz.

MULTITUDINARIA PROTESTA / El asesinato de un hombre alemán de origen cubano en el que los principales sospechosos son dos jóvenes de Siria e Irak encendió el fuego de la multitudinaria protesta contra las políticas migratorias de Merkel, que ha ido desde una marcha silenciosa sin incidentes encabezada por el partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) a altercados racistas protagonizados por grupos neonazis y extremistas.