La angustiosa espera de la liberación de Christian Chesnot y Georges Malbrunot, los dos periodistas secuestrados en Irak, anunciada como "inminente" el viernes, continuaba ayer, aunque las autoridades francesas seguían "confiando" en un desenlace positivo. El Gobierno insistió, no obstante, en que no disponía de ningún "elemento material" que pruebe ni siquiera que los rehenes hayan cambiado de manos.

El Ejercito Islámico de Irak, que se atribuyó el secuestro, dio a entender que los dos reporteros seguían bajo su control y pidió incluso una fatua (dictamen islámico) a Osama bin Laden sobre qué hacer con Chesnot y Malbrunot, según informó el diario árabe de Londres Al Hayat.

Entretanto, la delegación del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), que viajó hasta Bagdad el pasado jueves con la intención de recuperar personalmente a los secuestrados, regresó ayer al aeropuerto parisino de Roissy con las manos vacías.

ESFUERZOS SIN RESPUESTA El ministro francés de Asuntos Exteriores, Michel Barnier, también optó por regresar a la capital desde Ammán, donde se encontraba esperando a los reporteros, para informar personalmente al presidente Jacques Chirac de los esfuerzos realizados hasta ahora para liberar a los periodistas. Barnier viajó a la región para "explicar la realidad de Francia" y consiguió una movilización sin precedentes del mundo árabe y de los jefes religiosos musulmanes en favor de los secuestrados. Barnier reiteró que según las informaciones de las que dispone actualmente, Chesnot y Malbrunot se encuentran "en buen estado y tratados correctamente".