El Gobierno argentino ha decidido cerrar las fronteras del país durante al menos 15 días para evitar la propagación de un coronavirus que ya infectó al menos a 56 personas, entre ellas un niño, y provocó dos muertes. "Nadie podrá ingresar, salvo obviamente los argentinos nativos o extranjeros residentes en Argentina", precisó el presidente Alberto Fernández tras mantener una reunión con especialistas sanitarios. A partir del martes rige además la suspensión de vuelos provenientes de Europa, Estados Unidos y China, una medida que se había anunciado el pasado viernes.

Acompañado del gobernador de la provincia de Buenos Aires, su correligionario Axel Kicillof, y el alcalde de la capital, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, el presidente aclaró que quienes quieran salir del país podrán hacerlo, ya que el "cierre de fronteras" será solo para "los que quieran entrar".

Las clases, en todos sus niveles, quedan también suspendidas hasta el 31 de marzo aunque se mantendrán abiertos los comedores escolares que le garantizan al menos el desayuno y el almuerzo a buena parte de los sectores sociales castigados por la pobreza. El Gobierno resolvió además que se queden en sus casas todos los mayores de 65 años, por estar más expuestos a los peores efectos de la pandemia. "Vamos a asignarles horarios de atención específica en bancos o centros de salud, fijarles un horario de atención", precisó Fernández. A esto se suma la prohibición que ya había sido anunciada de realizar espectáculos culturales o eventos deportivos.

En este contexto, el presidente y su equipo definirán en las próximas horas el alcance de la restricción deotras actividades y las medidas de estímulo para evitar que se agrave la recesión económica de un país con 40% de pobres. "Está claro que la actividad económica se va a restringir. Está claro que tenemos que mantener las fuentes de trabajo y la actividad", explicó el jefe de Estado. Fernández cree que por ahora no es pertinente declarar una cuarantena generalizada. "El problema es que hay mucha producción que Argentina necesita. Si paro durante 14 días la producción de alimentos voy a generar un enorme conflicto.

Giro dramático

El advenimiento del COVID-19 encuentra al Gobierno en medio de las negociaciones con los acreedores de la deuda externa. Argentina debería abonar solo este año 62.000 millones de dólares. El escenario de la suspensión de pagos es cada vez más cercano, de acuerdo con los especialistas.

"La agenda de Alberto Fernández cambió dramáticamente cuando se detectaron aquí los primeros casos de la peste. Todo indica, además, que las cosas solo comenzaron en el país. Nadie sabe cómo evolucionará aquí la crisis sanitaria. ¿Será tan devastadora como en Italia y, en cierta medida, España? ¿O podrá ser prudentemente contenida como en Alemania?", se preguntó el diario La Nación.

Los comportamientos sociales

El mandatario pidió encarecidamente a la población atenerse a los protocolos sanitarios, especialmente aquellos que han retornado a la Argentina desde las zonas más afectadas. Un entrenador deportivo que había llegado procedente de Estados Unidos se negó a cumplir la cuarentena y golpeó violentamente a un guardia de seguridad de su edificio que le exigía retornar a su domicilio. La grabación del episodio tomó estado público. "Ese señor va a pagar las consecuencias de lo que ha hecho. Más allá de las lesiones, es un verdadero irresponsable", dijo el presidente.

Fernández y sus colaboradores llamaron también a la población a no salir a la desesperada a los supermercados ni caer en el pánico especulativo. De acuerdo con el diario 'Página 12', en la ciudad de Buenos Aires ya se han registrado algunas escenas de "psicosis". Los consumidores se han comportado como si se "avecinara la Tercera Guerra Mundial".