La política exterior de Estados Unidos "no va a cambiar"; las relaciones con España seguirán "con la misma frialdad", y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero pagará la factura por sus "gestos inamistosos" hacia la Administración del presidente George Bush. Así de contundente se mostró el portavoz parlamentario del Partido Popular en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, que llevó a cabo en el foro Tribuna Barcelona un primer análisis de los resultados de las elecciones presidenciales de EEUU.

De Arístegui dejó clara la necesidad de reforzar la relación trasatlántica tan deteriorada a raíz de la guerra de Irak y subrayó que ni Francia ni Alemania van a hacer gestos de reconciliación hacia la nueva Administración, porque "ya llevan tiempo haciéndolo". "En esto vamos un poco atrasados", subrayó el parlamentario. El diputado consideró una torpeza que Zapatero no se levantara el año pasado, en el Día de la Hispanidad, durante el desfile de las Fuerzas Armadas, al paso de la bandera estadounidense. "Los norteamericanos se lo tomaron como una ofensa a su país y nos van a pasar factura" insistió De Arístegui, que criticó también la "precipitación" con la que Zapatero retiró las tropas de Irak.

Y el diputado incluso se atrevió a poner precio a estos desaires: la pérdida de un contrato para construir fragatas israelís a cargo de los astilleros Izar.