Yelena Grigorieva, militante de los derechos homosexuales en San Petersburgo y asidua participante en los actos de protesta y piquetes contra las políticas del Kremlin, fue hallada muerta en San Petersburgo con varias heridas de arma blanca. Según sus compañeros y allegados, la activista había sufrido recientemente episodios de «violencia» y había recibido numerosas amenazas por parte de grupos homófobos a través de las redes sociales. «A menudo era objeto de violencia y la amenazaban de muerte; Lena y su abogado acudían a la policía, que no reaccionaba; le decían ‘cuando la asesinen, llámenos’», afirmó en Facebook Dinar Idrisov, militante de los derechos del hombre, defensor de Grigorieva ante la policía y muy próximo a ella. «Hoy he sabido que había pedido a una conocida nuestra que cuidaran de su gato en el caso de que le pasara algo», continuó.

Contactado por este diario, Idrisov dijo no tener dudas de que el asesinato está relacionado «con su actividad política». «Aunque luego se sepa que ha sido un desequilibrado, ha sido el poder el que ha creado esta atmósfera de violencia contra los opositores», explicó por teléfono, en tono de indignación.

El cuerpo sin vida, que presentaba ocho cuchilladas en el rostro y en la espalda, apareció junto a la puerta de su casa. Grigorieva, de 41 años, también mostraba síntomas de haber sido estrangulada. Esta mujer participaba en los actos organizados por la oposición y por los movimientos en favor del colectivo LGTB, y en numerosas ocasiones había sido arrestada.

Recientemente, se la pudo ver en las acciones de defensa de las tres hermanas Jachaturyan, que mataron a su padre violador y que han sido acusadas de homicidio sin atenuantes, así como en las protestas por los vetos a los candidatos opositores en las próximas elecciones locales. Por ello estaba en la lista negra de la organización homófoba Sierra contra los LGTB.