Irak llevaba una semana de tranquilidad relativa, pero todo el mundo sabía que era la calma que precede a la tormenta. Y la calma se rompió ayer en Iskandariya, a 40 kilómetros al sur de Bagdad. El estallido de una bomba frente a una comisaría de policía causó al menos 50 muertos y una sesentena de heridos, según fuentes hospitalarias. La mayoría de las víctimas eran hombres que aspiraban a ingresar en las filas de la policía iraquí.

La explosión ocurrió poco después de las nueve de la mañana, cuando decenas de desempleados hacían cola frente a la sede policial para entregar sus solicitudes de trabajo. Las circunstancias son confusas. Según algunas versiones, un kamikaze se inmoló y causó la carnicería. Según la policía, lo que estalló fue un coche bomba que estaba aparcado cerca del edificio.

En cualquier caso, se trató del atentado más sangriento de los muchos ya perpetrados contra comisarías de policía y uno de los más brutales de la posguerra iraquí. La nueva policía iraquí es blanco habitual de los insurgentes, que acusan a este cuerpo de colaboracionismo con las fuerzas ocupantes. Ayer mismo, otros seis agentes murieron en otros dos atentados en Irak. Cuatro policías cayeron en Bagdad cuando un artefacto explotó al paso de su coche y, en Mosul, dos agentes fallecieron tiroteados por los rebeldes.

CRATER FRENTE AL EDIFICIO El edificio quedó semiderruido, aunque con el esqueleto intacto. El Ejército de Estados Unidos mantuvo acordonada la zona durante horas, mientras se retiraban los cadáveres, se evacuaba a los heridos y las tropas registraban el lugar por si hubiera más artefactos. La explosión dejó un pequeño cráter frente al edificio. Tres vehículos estaban absolutamente carbonizados y algunos resultaron seriamente dañados.

Algunos heridos, los menos graves, ingresaron en el hospital de la misma localidad de Iskandariya. Otros, tuvieron que ser trasladados al Hospital de Hilla o a Bagdad.

"Aquí hemos recibido 25 cadáveres y casi 40 heridos. Yo personalmente he tratado a 17. Sabemos que de los que hemos enviado a Hilla, al menos tres han muerto por el camino. Estaban muy graves", nos explicó el doctor Alí Obeid, en el hospital local. "La mayoría tienen heridas múltiples", añadió.

"¿A eso le llaman resistencia? ¿Qué yihad guerra santa es eso de matar a gente inocente?", preguntó, indignado, un oficial de policía que dijo llamarse Taha, mientras mostraba los restos de un coche --aparentemente de color rojo, aunque de la pintura apenas quedaba nada-- en el que aseguró que estaba la bomba.

"ACTO TERRIBLE" En términos similares se pronunció el gobernador provincial, Imad Lifty. "Todos los muertos eran gente inocente de la localidad. Esto es un acto terrible contra la humanidad", afirmó.

Iskandariya está fuera del triángulo suní, donde hasta ahora se habían concentrado los ataques contra la policía. Se trata de una localidad mixta, pero de mayoría shií.