Las tímidas celebraciones del Año Nuevo en Bagdad acabaron súbitamente a las 21.20 horas del miércoles. Fue entonces cuando una potentísima explosión, que pudo oírse en toda la ciudad y que hizo temblar los vidrios a varios kilómetros a la redonda, redujo a escombros el elegante restaurante Nabil, que había organizado una velada con motivo de la Nochevieja. Al menos ocho personas perdieron la vida y otras 35 resultaron heridas, entre ellas tres enviados especiales del diario norteamericano Los Angeles Times .

Un total de 11.000 agentes de la policía local habían sido movilizados para evitar que se repitieran en la capital iraquí los sucesos de la Navidad, cuando la guerrilla sembró el caos con atentados contra hoteles internacionales y sedes del Gobierno.

RUMORES INSISTENTES Desde hacía días, los rumores de un gran atentado en Nochevieja se habían hecho cada vez más insistentes y obligaron a muchos extranjeros a cambiar de residencia y buscar lugares más discretos donde alojarse durante el día 31 de diciembre y el 1 de enero.

Los insurgentes estacionaron un vehículo cargado con TNT junto a un muro lateral del restaurante, en cuyo interior cenaban unas 40 personas. Horas después de la explosión, los vecinos insistían en que los resistentes habían pedido expresamente a los restaurantes de este barrio que se abstuvieran de organizar celebraciones de Año Nuevo.

Um Zena descansaba junto a su marido en una habitación de su casa, contigua al restaurante Nabil. Parece un milagro que ella y su esposo tan sólo sufran heridas superficiales, a pesar de que uno de los muros de su casa se desplomó. "No se cuántos eran; puede que fueran dos o tres terroristas", explicó. Admitió haber oído ráfagas de ametralladora, aunque dijo desconocer su procedencia.

El atentado fue un acicate para que muchos habitantes de la capital, que habían salido tímidamente de sus casas a media tarde de la vigilia de Año Nuevo, se lo pensaran mejor y regresaran a sus hogares.

A pesar de que la coalición ocupante sostuvo que el número de atentados se ha reducido desde la captura de Sadam, los conflictos internos entre las diferentes comunidades étnicas del país continúan aflorando. El miércoles, una multitudinaria protesta conjunta de árabes y turcomanos en Kirkuk se saldó con la muerte de cinco manifestantes a manos de la guerrilla kurda.

Por otra parte, el Pentágono cancelará el contrato que había concedido a una empresa subsidiaria de Halliburton --que dirigió Dick Cheney entre 1995 y el 2000-- para el suministro de combustible en Irak. Esta firma fue acusada de cobrar más al Gobierno por la factura del crudo.