El rechazo de la gran mayoría de australianos a la implicación de su Gobierno en Irak no ha pesado en las urnas. Los resultados de las elecciones legislativas celebradas ayer en este país dejaron claro que la buena marcha de la economía ha sido un factor decisivo en la decisión de los votantes, y que el primer ministro conservador, John Howard, ha logrado convencer a la gente de que continuidad es igual que prosperidad. Menos igualados de lo esperado, los comicios se resolvieron con una cómoda victoria de la coalición liberal encabezada por Howard, que logra su cuarto mandato consecutivo.

LA OPOSICION NO CONVENCE "Es una victoria histórica", declaró el primer ministro al proclamarse ganador de las elecciones. Escrutado el 77% de los votos, la coalición de gobierno había obtenido 76 escaños --de 150-- contra 47 del partido Laborista, que no consiguió capitalizar el descontento popular generado por el papel de Australia en Irak ni convencer de las bondades de su programa económico. Su líder, Mark Latham, reconoció la derrota y prometió que encabezará "una oposición fuerte".

Con la victoria en el bolsillo, Howard dedicó sus primeras palabras no a la economía, estandarte de su campaña, sino a la lucha contra el terrorismo. Eso sí, sin una palabra para Irak. "Recordemos que hoy por ayer también se celebran elecciones en Afganistán. Estas elecciones fueron posibles por el hecho de que numerosos países, entre ellos Australia, lucharon por la democracia y contra el terrorismo", indicó.

Los analistas apuntan que las promesas de Howard de no incrementar los tipos de interés, de mantener los impuestos bajos y cuidar el superávit presupuestario han calado en la voluntad de los electores.