El primer ministro austríaco, Sebastian Kurz (Viena, 1986), ocupa desde este pasado 1 de julio la presidencia semestral de la Unión Europea. Un cargo que le obliga a tejer compromisos y tender puentes entre los socios europeos. Desde Estrasburgo ha dejado claro, sin embargo, que su Gobierno no se quedará de brazos cruzados y actuará para proteger sus fronteras si Alemania lleva a la práctica el pacto cerrado entre los conservadores de la CDU, que lidera Angela Merkel, y los bávaros de la CSU del ministro de Interior, Horst Seehofer. «Veremos las medidas que adopta Alemania a nivel nacional. Si se llevan a cabo, nosotros también tendremos que reaccionar».

Kurz, que presentó ayer ante el pleno del Parlamento Europeo las prioridades políticas de los próximos seis meses, eludió dar detalles sobre la respuesta que dará Viena si Berlín rechaza en la frontera la entrada de solicitantes de asilo registrados en otros Estados miembros y crea «centros de tránsito». Ni durante la sesión plenaria ni durante la rueda de prensa posterior. «Estamos a la espera de claridad», se limitó a señalar. «Por ahora se trata de un acuerdo entre la CDU y la CSU. Haré una declaración, pero esperen que regrese a Viena. No me pidan que lo haga aquí porque aquí represento al Consejo Europeo», se escudó.

BLINDAJE EXTERIOR / El lema austríaco de la presidencia lo dice todo: «Una Europa que protege». Y es que, a juicio de Kurz, lo que demuestra la decisión alemana es la necesidad de blindar las fronteras exteriores de la UE porque solo así, dijo, se logrará mantener el espacio de libre circulación de Schengen y una Europa sin fronteras en su interior. «La semana pasada en el Consejo Europeo logramos un cambio de rumbo. Hay que centrarse en salvaguardar las fronteras exteriores» porque «a medio y largo plazo solo podrá persistir una Europa sin fronteras interiores si hay una Europa con fronteras exteriores fuertes», avisó.

Tampoco el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quiso valorar el pacto migratorio de los conservadores alemanes a la espera de celebrar el debate en el colegio de comisarios y recibir la opinión de los juristas. «No lo he podido estudiar en detalle. Le he pedido al servicio jurídico de la Comisión Europea que presente su dictamen. Tiene que ser conforme con la legislación. No sé todavía lo que significa. Podremos hablar después de la reunión del colegio de comisarios», dijo.

Más allá del blindaje de las fronteras, tanto Kurz como Juncker han defendido la necesidad de impulsar la colaboración con los países terceros. Al hilo de esto, el presidente de la Comisión Europea rechazó las críticas que acusan a la UE de falta de compromiso con África y puso como ejemplo la batería de millones comprometida tanto en el marco del fondo fiduciario para el continente -4.100 millones- como en el marco del plan de inversiores exterior con el que aspiran a movilizar 3.400 millones para lograr inversiones por 44.000 millones. «Quien diga que no hacemos nada por África se queda muy corto. Estamos haciendo muchísimo. Lo importante no es ir dar lecciones sino ayudar por los medios posibles», sentenció Juncker.

Tanto el presidente del Consejo, Donald Tusk, como el de la Comisión, Jean-Claude Juncker, rechazaron las críticas surgidas y las acciones individuales. «Los europeos quieren una autoridad política capaz de hacer que se cumpla la ley, que se proteja nuestro territorio y nuestras fronteras», se defendió Tusk.