El que fuera conocido como enemigo público número 1, supuesto autor y superviviente de los atentados de París, regresa a Bélgica. A las 8.45 horas está previsto que empiece el juicio contra Salah Abdeslam (y Soufien Ayari) en el Tribunal Correccional de Bruselas donde será juzgado por el tiroteo que protagonizó con la policía antes de ser detenido en marzo del 2016. Se enfrenta a 40 años de cárcel acusado de intento de asesinato en un contexto de terrorismo y de posesión ilegal de armas de fuego.

El procedimiento, que ya fue aplazado el 18 de diciembre, podría posponerse de nuevo si el tribunal acepta la petición de su abogado, Sven Mary, de retrasar el juicio debido a la decisión de la asociación V-Europa, que representa a víctimas de los atentados de Zaventem y Bruselas de marzo del 2016 (donde murieron 32 personas y 340 resultaron heridas), de personarse como acusación civil. Lo que es seguro es que comenzará bajo estrictas medidas de seguridad tanto en el interior del Palacio de Justicia como en sus alrededores.

Salah Abdeslam, fugado tras los atentados de París en los que fueron asesinadas 130 personas, fue capturado el 18 de marzo del 2016 cuando se escondía en casa de la madre de un amigo en Molenbeek (Bélgica). Tres días antes había protagonizado un tiroteo con las policías belga y francesa cuando las autoridades se disponían a registrar un apartamento del barrio de Forest. En la incursión policial tres agentes fueron heridos y murió otro supuesto terrorista, el argelino Mohamed Belkaid, que también habría participado en los preparativos de los atentados de París. Los otros dos ocupantes del piso -Abdeslam y Ayari- consiguieron escapar y esconderse en Molenbeek.

CUATRO MESES FUGADO / Según la investigación policial, Abdeslam formaba parte de la célula yihadista que atentó en París el 13 de noviembre del 2015 y sería el único superviviente de aquella masacre. Al joven de 28 años no le habría funcionado el cinturón de explosivos que debía activar en las inmediaciones del estadio de Francia, en el barrio de Saint Denis, y lo habría abandonado. Huyó a Bélgica y desde entonces se convirtió en el hombre más buscado. Logró esquivar durante cuatro meses a la policía pero finalmente fue capturado y extraditado a Francia, donde ha permanecido en aislamiento en una celda de máxima seguridad de la prisión de Fleury-Mérogis.

Hoy regresa a Bélgica (el juicio en Francia se celebrará más adelante) para estar presente en la audiencia aunque cada día será trasladado (en furgón policial o en helicóptero) desde el centro penitenciario Vendin-le Vieil, en el norte de Francia, donde estará mientras dure el proceso. Descrito por sus amigos como amante del fútbol, bebedor, fumador y jugador, se radicalizó en el barrio en el que también vivía uno de los presuntos cerebros del atentado, Abdelhamid Abaaoud.

En un ordenador encontrado en un contenedor de Schaerbeek, de donde salió la célula que atentó en Bruselas, los investigadores habrían encontrado una carta-testamento que atribuyen a Salah Abdeslam. En ella explicaría que el cinturón no funcionó correctamente pero que deseaba pasar de nuevo a la acción. Él, de momento, mantiene un absoluto y permanente silencio.