«Policía, amigo, el pueblo está contigo», los llamaron, y como no les hacían caso, intentaron un canto más imperativo: «Soldado, escucha, únete a la lucha». Después vinieron las respuestas en forma de nubes de gases lacrimógenos. Los que habían intentado partir el cordón militar para que comenzara a entrar la ayuda humanitaria se largaron a correr hacia el lado colombiano del puente binacional. El primer intento de la oposición de quebrar a los uniformados con movilizaciones, conciertos y advertencias no ha dado el resultado que se esperaba. Pero la historia apenas ha comenzado y deja entrever señales de mayor peligro. Por ahora, los enfrentamientos se han cobrado ya al menos cuatro muertos.

Nicolás Maduro rompió relaciones diplomáticas con Colombia. «Eres el diablo, Iván Duque», le dijo el presidente venezolano a su colega, al anunciar una medida que presagia otros movimientos más inquietantes en la frontera. Bogotá desestimó la ruptura. «Maduro no puede romper relaciones diplomáticas que Colombia no tiene con él», dijo la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Horas antes, Duque lo había responsabilizado de «cualquier acto de violencia» en los cuatro puentes que conectan a Colombia con el estado de Táchira: Simón Bolívar, Ureña, Unión y el nunca inaugurado Tienditas. Pero, por sobre todo, consideró que «impedir» la entrada de los alimentos y medicinas provistos principalmente por EEUU «podría constituir un crimen de lesa humanidad». Juan Guaidó, a quien EEUU y 50 países han reconocido como presidente encargado, repitió la misma idea.

La escalada de tensión bilateral puso en escena lo que las horas festivas de Venezuela Aid Live, con las estrellas de la canción hispana exhibiendo su costado más filantrópico, habían corrido de un primer plano. Los alimentos y medicinas acopiados en la zona limítrofe son parte de un problema mayor. Los enfrentamientos entre pobladores y la Guardia Nacional en Ureña, a pocos kilómetros de la frontera, y en el puente Simón Bolívar, así como la quema de un camión con provisiones, son a estas alturas episodios laterales. Maduristas y opositores están pendientes de lo que decidan los militares en las horas venideras. ¿Se preparan para un posible conflicto con Colombia o le piden a Maduro que dé un paso al costado?

Los uniformados son los verdaderos árbitros de un conflicto que a estas alturas adquiere escala regional. Así lo entiende también Guaidó. «A manifestarse en paz en los cuarteles para exigirle a la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) que deje pasar la ayuda humanitaria», había pedido por la mañana. Una multitud se reunió en Caracas frente a la base aérea de La Carlota. Lo mismo sucedió en otros lugares. A lo largo del sábado habrían desertado al menos 23 soldados, según distintas fuentes. En su mayoría se trata de soldados y suboficiales, entre ellos un cocinero. La mirada de un país está puesta en el alto mando.

LA RESPUESTA DE MADURO

«Soberano coñazo que le estamos metiendo a la intervención gringa. ¿Hicieron daño a la FANB? No. La clave es la l ealtad y la unión cívico-militar», se jactó un eufórico Maduro durante su mitin. «Llevo las riendas de la patria. Pasarán los días, las semanas y el presidente obrero seguirá acá», aseguró. Aunque no es ocultable la pérdida de popularidad en los barrios populares, Maduro tiene todavía base social. «Los invisibles que nunca salen en las televisiones internacionales», los llamó. La ayuda humanitaria, recordó, «es una trampa cazabobos», un «show malo y fracasado».

El fantasma de la guerra es agitado una y otra vez. De un lado se anuncia a cada minuto. Al mismo tiempo, se habla de una Venezuela con problemas pero esencialmente apacible. Para dar la sensación de que el viento sopla a su favor, Maduro invitó a los venezolanos a prepararse para el carnaval, la semana que viene. En medio de una debacle económica sin precedentes, donde la escasez lleva a la desesperación y el desengaño, y cuando se denuncian como mantras los movimientos de tropas norteamericanas en el Caribe, el «presidente obrero» reivindicó el derecho a disfrutar, «bailar y rumbear».

IMÁGENES Y ‘FAKE NEWS’

El conflicto también se despliega en las redes sociales. «La ayuda humanitaria en definitiva va en camino a Venezuela de manera pacífica», dijo Guaidó y se mostró subido a un camión que no fue a ninguna parte. «La ayuda entró por Brasil», se dijo también. La escena en la que algunas integrantes de un pelotón de mujeres de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) comenzaron a llorar ante el pedido de que abrieran el cordón, se hicieron también virales. Lo mismo ocurrió con la breve filmación del camión que llevaba comida y fue incendiado y la toma de juramento de Guaidó al suboficial cocinero que había desertado.