El exprimer ministro portugués y candidato a la presidencia de la Comisión Europea, el conservador José Manuel Durao Barroso, prometió ayer, ante el pleno del Parlamento Europeo, presidir el Ejecutivo comunitario al servicio de los intereses de toda la Unión Europea (UE) al margen de orientaciones partidistas que pudieran dirigir su toma de decisiones. La Eurocámara tiene que ratificar hoy la decisión de los líderes de los 25 estados de la UE de designar a Barroso como nuevo presidente de la Comisión Europea.

Barroso intentó por todos los medios ganarse los votos de los grupos socialista (200 diputados) y liberal (88), imprescindibles para poder obtener la aprobación del Europarlamento. De momento, sólo cuenta con el voto garantizado de su propio Grupo Popular (268 diputados) y la del pequeño grupo conservador de Unión de Europa de las Naciones (27 diputados).

Los socialistas y liberales se reunieron anoche por separado para definir su posición. La mayoría de los liberales parecían inclinados a votar a favor, mientras que la mayoría de los socialistas acordó votar en contra, según fuentes parlamentarias.

Los socialistas se mostraron muy críticos con la política aplicada por Barroso mientras gobernó en Portugal. Sin embargo, la delegación española votará a favor para ser coherentes con la decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de apoyar la designación de Barroso en la cumbre europea.

RECONVERSION IMPOSIBLE El grupo verde (42 diputados) e izquierda europea (41 diputados) anunciaron que votarán en contra. El líder verde, Daniel Cohn-Bendit, se preguntó cómo alguien tan de derechas en Portugal "se va a convertir en alguien de centro en Europa".

"No seré el presidente de la derecha contra la izquierda", aseguró a la defensiva Barroso en el hemiciclo. "Me comprometo a ser el presidente de una coalición dinámica al servicio del interés común de los ciudadanos europeos", añadió. "Seré un presidente puente entre los países fundadores y los nuevos, entre los países ricos y los pobres, entre los países centrales y los periféricos, y entre los países grandes y los pequeños", insistió, tras asegurar que garantizará una "Comisión Europea fuerte e independiente".

PROMESAS SOCIALES Barroso intentó responder a todas las demandas formuladas por los eurodiputados socialistas y liberales, con promesas de priorizar los objetivos sociales y de promover, al mismo tiempo, las reformas económicas. Barroso trató también de desprenderse de su mala imagen por su apoyo a la guerra de Irak y defendió la autonomía política y la igualdad de la UE frente a EEUU.