La ultraderecha alemana estaba convencida de que este domingo sería su día. Los partidarios del partido ultranacionalista e islamófobo Alternativa para Alemania (AfD) habían convocado una manifestación en pleno Berlín para hacer sentir su voz en contra de la política migratoria de la cancillera Angela Merkel. Venidos de todo el país, hasta 5.000 personas se concentraban durante el mediodía en frente de los edificios gubernamentales para pedir la dimisión de la líder conservadora.

Sin embargo, la protesta ha terminado con un regusto amargo. Conscientes de la reunión ultraderechista en el corazón de la capital alemana, otros miles de ciudadanos se han congregado a la misma hora y en el mismo sitio para contrarrestar ese grito de protesta contra el establishment y su decisión -este setiembre hará tres años- de abrir las puertas a los refugiados. Según la policía han sido 25.000 personas; según los organizadores, 70.000.

Aunque la policía había desplegado hasta 2.000 agentes, no se ha registrado ningún incidente violento entre ambos bandos. Así, los agentes de seguridad han reducido el perímetro de la manifestación ultraderechista a los alrededores de la icónica Puerta de Brandenburgo. Ambos sectores se han lanzado acusaciones de “nazis”.

TECNO CONTRA EL RACISMO

Convocadas por partidos de izquierdas y por el fuerte movimiento antifascista de la capital, los contramanifestantes han respondido al grito de los simpatizantes de AfD con algo típico de Berlín, la fiesta. Así, miles de personas han bailado por la Avenida 17 de Junio al ritmo de música tecno y acompañados por el sol, como si de una tradicional fiesta electrónica de domingo se tratase. Tan solo las pancartas reivindicativas y a favor de la diversidad dejaban claro que ese encuentro era un acto de protesta y no otro festival primaveral como el Carnaval de las Culturas o la celebración del 1 de mayo.

Para hacerlo posible los principales clubes de música electrónica de la capital han organizado hasta 30 camiones con altavoces y música a todo trapo para ahogar el grito antiinmigración de los seguidores de AfD. La larga caravana de vehículos que ha desfilado desde la Potsdamer Platz hasta la Puerta de Bradenburgo y los barcos que se han desplegado por el río Spree en frente de la estación central y el parlamento federal alemán han llevado a la prensa del país a comparar la contraprotesta con la famosa fiesta Love Parade.

CONTRA LA "ISLAMIZACIÓN DE OCCIDENTE"

Los problemas para la ultraderecha empezaron hace unos días cuando los organizadores de la protesta se vieron obligados a rebajar las expectativas de asistencia. Mientras que en un principio habían calculado la presencia de hasta 10.000 personas más tarde tuvieron que rebajar la cifra a 5.000, pues muchos simpatizantes no querían viajar a la capital. La asociación ultraderechista de Renania-Palatinado incluso ofreció 50 euros a cada participante por su presencia en Berlín.

Además de miembros de AfD la concentración en contra del gobierno federal y la llegada de inmigrantes musulmanes al país también ha reunido a parte de la organización del movimiento islamófobo Pegida, que desde el 2014 puso de moda en Alemania su grito contra lo que llaman la “Islamización de Occidente”. “¡Aman a los extranjeros, no a los alemanes!”, ha asegurado Alexander Gauland, co-líder de AfD. Además de soflamas xenófobas, los asistentes también han cargado contra la ‘Lügenpresse’ (prensa mentirosa) e incluso contra el futbolista de la selección nacional Mesut Özil por haberse reunido con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

Sin embargo la ultraderecha puede ser la última en reír. En las elecciones del pasado 24 de setiembre AfD consiguió irrumpir en el Bundestag con un 12,6% de los votos. Lejos de perder fuelle, algunos sondeos demoscópicos apuntan que tras la formación de un nuevo gobierno con Merkel a la cabeza la formación ultranacionalista puede dispararse hasta el 15%.