El tribunal de apelación de Milán, después de tres horas de deliberaciones, ha absuelto este viernes a Silvio Berlusconi de los presuntos delitos de abuso de poder y prostitución de menor, en el conocido como 'caso Ruby', alias de la marroquí Karima el Marough, menor de edad en la época en que, según la fiscalía, el exprimer ministro italiano mantuvo relaciones sexuales de pago con ella. El tribunal de primera instancia le había condenado en el 2013 a siete años de prisión y a la interdicción perpetua de ocupar cargos públicos. La fiscalía de Milán recurrirá probablemente ante el Supremo.

"La sentencia es una sorpresa y representa una resurrección civil de Berlusconi", ha comentado Vittorio Feltri, director de Il Giornale, diario de la familia del exprimer ministro. El político está actualmente cumpliendo un año de servicio civil en sustitución del arresto domiciliario por una condena definitiva a tres años, dos de los cuales indultados, por haber constituido fondos ilegales en el extranjero en la compraventa de derechos televisivos. "Tengo confianza en la magistratura", había dicho Berlusconi esta mañana, al salir de la residencia de enfermos donde presta los servicios sociales y cuando los jueces de Milán estaban aún deliberando la sentencia.

Paralelamente a este proceso, se está celebrando la vista oral contra tres presuntos cómplices de Berlusconi en las fiestas que se organizaban en su villa de Arcore, cerca de Milán, conocidas en todo el mundo como 'bunga-bunga'. Al mismo tiempo, la fiscalía de Bari ha pedido el procesamiento de Berlusconi por un tráfico de acompañantes femeninas organizado para llevar mujeres a su domicilio de Roma.

'Compraventa' de tres senadores

Pocos días atrás comenzó también, en Nápoles, otro proceso que le atañe, en este caso por la 'compra' de tres senadores, lo que en el 2008 propició la caída del Ejecutivo del progresista Romano Prodi. Uno de los afectados, Sergio De Gregorio, ha confesado haber sido sobornado para cambiar de bando político con tres millones de euros.

La absolución de hoy facilita el camino de las reformas constitucionales que Matteo Renzi, primer ministro progresista, intenta alcanzar con el consenso de la mayoría de los partidos políticos, incluidos los de la oposición.