Durante el 'impeachment' a Donald Trump el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tratado de mantenerse al margen del proceso. Solo la insistencia de la prensa le había arañado alguna declaración. Incluso este sábado, después de que el Senado absolviera a su predecesor, Biden mantuvo silencio durante horas. Cuando pasadas las 10 de la noche llegó su reacción a través de un comunicado distribuido por la Casa Blanca, sus palabras reflejaron su conciencia de la gravedad de lo sucedido, no ya solo en el resultado del juicio político, sino en los hechos que lo motivaron.

"Este triste capítulo en nuestra historia nos recuerda que la democracia es frágil, que debe ser defendida siempre, que debemos permanecer siempre vigilantes, que la violencia y el extremismo no tienen lugar en América y que cada uno de nosotros tenemos un deber y responsabilidad como americanos, y especialmente como líderes, de defender la verdad y derrotar las mentiras", escribió Biden.

El comunicado estaba lleno de mensajes sutiles a los republicanos. Abría, por ejemplo, recordando que él y la primera dama participaron en el acto de homenaje en el Capitolio al policía fallecido en el asalto, al que no acudió Trump. La mención de Biden a los "líderes" en la llamada a luchar contra las mentiras era un dardo a la deriva y el peligroso auge de falsedades y teorías conspiratorias en el Partido Republicano. Y Biden aprovechaba las palabras de McConnell en su duro discurso contra Trump (pese a que el líder de los senadores votó por la absolución) para recordar que "el fondo de la acusación no está en disputa" y que Trump es culpable de "deshonroso abandono del deber" y "responsable práctica y moralmente por provocar" la violencia.

Contraste con Trump

Biden retomaba también el mensaje que lanzó en su investidura a acabar con la "guerra incivil" que vive EEUU y la promesa reiterada durante su campaña y el principio de su presidencia de hacerlo con unidad. Su mandato, no obstante, ha arrancado marcado también por la determinación de implementar su agenda, con o sin la oposición, y sin desaprovechar la figura de Trump para marcar diferencias.

"Hay que asegurar que dejas claro que estás contrastando la persona y las políticas. En cierto modo los estadounidenses eligieron a Biden para ser el opuesto de Trump", le explicaba a 'Politico' un asesor del presidente. Era una de las tres fuentes de un artículo donde el entorno del demócrata ratificaba que Biden ha arrancado con lecciones aprendidas de 2009, cuando la Casa Blanca de Barack Obama no defendió sus políticas con suficiente contundencia frente al aluvión de críticas republicanas y pagó un precio en las siguientes legislativas. Y saben que ese torrente está a punto de desatarse de nuevo, tanto por parte de Trump como de los republicanos.

Es, en cualquier caso, un ejercicio complejo. Como le decía también a 'Politico' la estratega demócrata Lynda Tran, "cualquiera que ha intentado lidiar con Donald Trump en sus términos o en su terreno o se ha enfrentado con él en el nivel en que prefiere interactuar con la gente (sea con insultos, desinformación o evasivas) acaba sin estar en control. Se saca muy poco positivo de darle oxígeno".

Biden ha empezado a desmantelar partes del legado de su predecesor con 50 órdenes ejecutivas pero su foco está ahora en lograr que el Senado termine de nombrar a su gabinete y, sobre todo, en lograr legislación en el Congreso, especialmente para el combate de las crisis sanitaria y económica de la pandemia pero también para hacer reformas en inmigración o una inversión masiva en infraestructuras.

La vista está puesta en esa agenda pero, también, en tratar de solidificar el control de las Cámaras en 2022 y aprovechar la lucha interna que se libra en el partido de la oposición, la fuga de votantes republicanos (habitual en los partidos tras elecciones pero esta vez más acentuada entre los conservadores que de costumbre) y hechos como el abandono de grandes empresas a donaciones a los republicanos más radicales.