Los electores británicos hicieron pagar ayer muy cara al primer ministro, Tony Blair, su decisión de ir a la guerra de Irak. Los laboristas han sufrido una vergonzosa derrota en las elecciones municipales celebradas en Inglaterra y Gales. En un hecho sin precedentes en el Reino Unido para una formación en el poder, el partido de Blair quedó relegado a una tercera posición. Los conservadores ganaron las elecciones con el 38% de votos, seguidos de los liberaldemó- cratas, con el 30%, mientras los laboristas consiguieron el 26%.

La contundencia del castigo, en la primera prueba tras la guerra con la que medir el desgaste de Blair, abre muchos interrogantes de su futuro como líder, a un año de las elecciones generales. Desde Estados Unidos, donde asistía a los funerales del expresidente Ronald Reagan, el primer ministro se mostró decidido a seguir adelante y a superar el revés. Sus palabras no fueron de disculpa sino de exhortación a sus colegas para superar el bache."Quiero acabar lo que empezamos", declaró Blair en Washington.

BLUNKETT, HUMILLADO El ministro de Interior, David Blunkett, se mostró más afectado y dijo sentirse "humillado" por los resultados, al tiempo que reconoció que la guerra de Irak "ha dividido al país y al partido". El número dos del Gobierno de Blair, John Prescott, admitió que los votantes dieron "una patada" a los laboristas, en protesta por la guerra de Irak. La ministra de Cultura, Tessa Jowell, también subrayó que ha habido un voto de protesta contra el Gobierno. "Creo que tenemos que tener en cuenta lo que la gente nos está diciendo", afirmó Jowell.

La participación en los comicios locales, donde estaba en juego la representación de 166 ayuntamientos, fue más alta de lo esperado y alcanzó el 40%. Después de la barrida de ayer, los laboristas perdieron al menos 460 concejales y el control de alcaldías tan importantes como Newcastle, Leeds, Oxford, Swansea, Doncaster o Slough. Los conservadores, en cambio, ganaron 223 concejales, mientras los liberaldemócratas lograban 147 puestos más.

El mapa exacto de cómo quedan los partidos políticos británicos después de las consultas del jueves no se completará hasta que se conozcan los resultados de las elecciones europeas. Los rumores apuntan a que los conservadores van a sufrir una pérdida de apoyos, que han ido a parar al euroescéptico Partido de la Independencia del Reino Unido

ESTRENO DE HOWARD A pesar de la victoria de ayer, el líder de los tories , Michael Howard, que se estrenaba como tal en las urnas, no superó el porcentaje de votos logrado por su predecesor, William Hague: "Lo que tenemos es un Gobierno claramente impopular, pero la oposición no se ha aprovechado de ello", señaló el especialista en temas electorales Peter Kellner. En su opinión, los conservadores hubieran necesitado un 40% de votos como mínimo para aspirar a una victoria en las elecciones generales el año que viene.

La única alegría en la aciaga jornada vivida por los dirigentes laboristas fue la reelección como alcalde de Londres de Ken Livingstone. La victoria de Livingstone fue, sin embargo, mucho más apurada de lo que en un primer momento se había vaticinado y, en el consejo municipal de la ciudad, los laboristas sufrieron importantes pérdidas.

Aunque la actitud de los ciudadanos en las consultas locales no refleja su comportamiento en las generales, lo ocurrido confirma que el destino de Blair está ligado a lo que ocurra en Irak en los próximos meses. En varias encuestas realizadas por la BBC y dadas a conocer ayer, los británicos siguen situando en primer lugar y con gran ventaja la actuación del Gobierno laborista. La ventaja es clara y neta en todos los principales asuntos como economía, educación o sanidad. El único suspenso se produce en la guerra. A la pregunta de si apoya la intervención militar en Irak, el 59% de los encuestados se manifiesta en contra.