Los aspectos colaterales siguen marcando el futuro de Irak. El acuerdo en las Naciones Unidas y el tímido traspaso de poderes, que centran la atención de las cancillerías, no son más que simples movimientos tácticos. La auténtica realidad iraquí se sigue forjando en el terreno de los kurdos y de los radicales sunís y shiís, que se mueven con unos intereses y apoyos particulares, con visos separatistas. Por eso el Gobierno títere, que no tiene nada que ver con ellos, es sólo un objetivo, un blanco de las bombas.

*Periodista.