España, tal y como ya adelantó hace unos días el ministro de economía, Luis de Guindos, crecerá en el 2017 con mucho más ímpetu del pronosticado hace apenas tres meses por la Comisión Europea. Lo hará según las nuevas previsiones económicas de primavera un 2,8% -frente al 2,3% avanzado en febrero- pero este acelerón de medio punto será insuficiente para cumplir con los objetivos de déficit público. España se quedara este año a las puertas con un desvío presupuestario del 3,2% del PIB, una décima por encima de lo exigido por la UE y dos más que la meta que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Hace apenas tres meses los técnicos del Ejecutivo comunitario auguraron un desfase presupuestario del 3,5% del PIB. Es decir, un agujero de unos 4.400 millones de euros. Si las estimaciones de Bruselas se cumplen, esa diferencia se reducirá finalmente este año al entorno de los 1.100 millones de euros gracias, sostienen en Bruselas, a las medidas adicionales adoptadas por el gobierno en diciembre pasado en forma de modificación del tipo del pago a cuenta del impuesto de sociedades, la subida de los impuestos del alcohol y el tabaco así como la ampliación de la base de las contribuciones sociales.

Tras un caótico 2016, bajo la amenaza de una sanción multimillonaria y la congelación de fondos estructurales por incumplir los compromisos de reducción del déficit público, los nuevos datos suponen un soplo de aire fresco para el gobierno de Mariano Rajoy que atraviesa además un momento dulce gracias a los apoyos que ha conseguido recabar en el Congreso para sacar adelante las cuentas públicas de este año.

Según las nuevas previsiones, la economía seguirá desacelerándose en 2018, pero aún así los técnicos auguran un crecimiento del 2,4%, también por encima de lo anunciado hace apenas tres meses, con un déficit público que seguirá reduciéndose. Para entonces, el agujero presupuestario será del 2,6%, por encima del objetivo pactado, pero por debajo del umbral que fija como tope la normativa comunitaria lo que significa que España saldrá finalmente del procedimiento de déficit excesivo que Bruselas le abrió a España en 2009 tras el desvío del 4,4% de 2008 y que se disparó al 11% un año después.

Aunque sigue habiendo riesgos en el horizonte en relación al impacto de las últimas medidas fiscales, la Comisión Europea augura un escenario mucho más benigno con una contribución positiva de las exportaciones aunque el motor del crecimiento seguirá siendo la demanda doméstica y el consumo privado apoyada por la creación de empleo.

El cuadro también augura que la deuda pública ha empezado el retroceso. Tras el 99,4% del PIB registrado el año pasado, este año caerá ligeramente al 99,2% y al 98,5% en 2018. En cuanto a la evolución del paro, tras la tasa del 19,6% de 2016, este año el nivel se reducirá al 17,6% y seguirá cayendo en 2018 para cuando cerrará según las estimaciones de la Comisión con un 15,9%, por debajo del umbral del 16% y el nivel más bajo registrado en España desde el año 2009.