La polémica en torno al matrimonio entre homosexuales saltó ayer a la campaña electoral estadounidense cuando el líder de la Casa Blanca, George Bush, anunció su apoyo a una enmienda constitucional que prohiba la unión entre individuos del mismo sexo, tal y como deseaban sectores ultraconservadores del Partido Republicano. La respuesta del Partido Demócrata fue inmediata y su liderazgo calificó la enmienda de intento de "incluir la discriminación en la Constitución".

"Pido al Congreso que apruebe pronto y envíe a los estados para su ratificación una enmienda a nuestra Constitución que defina y proteja el matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer", declaró Bush, quien justificó su apoyo en la necesidad de "impedir que se cambie para siempre el significado del matrimonio". Se trata, sin embargo, de un procedimiento muy complejo de difícil aprobación.

"INSTITUCION FUNDAMENTAL" Bush resaltó la urgencia de la enmienda después de que la alcaldía de San Francisco emitiera más de 3.000 licencias matrimoniales en apenas dos semanas, y de que el Tribunal Supremo de Massachusetts hubiera anulado la prohibición de este tipo de uniones. Aunque aceptó que cada Estado establezca alternativas al matrimonio homosexual, el presidente se mostró firme en defender la pareja heterosexual como "la institución más fundamental de la civilización", algo que "están intentando redefinir algunos jueces activistas y funcionarios locales".

La oposición demócrata se apresuró a oponerse al llamamiento de Bush, acusándole además de utilizar el tema para distraer la atención de su deficiente gestión presidencial. "El Partido Demócrata se opone a esta enmienda", dijo rotundamente el presidente del Comité Nacional Demócrata, Terry McAuliffe. Además, calificó de "vergonzoso" emplear este tema como una "estrategia electoralista".

"El presidente recurre a la política del miedo para dividir a la nación", arremetió Stephanie Cutter, portavoz del favorito a la candidatura demócrata para disputar a Bush la Casa Blanca, el senador por Massachusetts John Kerry, aunque también se opone al matrimonio homosexual. Kerry matiza que defiende las uniones civiles entre gays, una posición idéntica a la del vicepresidente Dick Cheney, quien tiene una hija lesbiana, Mary. La propia Mary, de 34 años, hizo un llamamiento público pidiendo a los norteamericanos que se opongan a la medida.

TEMA SUGERENTE El matrimonio homosexual es un tema sugerente de cara a las elecciones y representa un claro dilema para los estadounidenses. Aunque los ciudadanos apoyan por mayoría las uniones civiles, el 61% del electorado se pronunció en contra en la encuesta más reciente de la cadena televisiva CBS y el diario The New York Times .