El presidente de EEUU, George Bush, visitó ayer el Pentágono para demostrar su respaldo al criticado secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, acosado por peticiones de dimisión a causa del escándalo sobre las torturas a presos iraquís. "Está haciendo un magnífico trabajo", dijo Bush a Rumsfeld, antes de prometer que su Gobierno "rendirá cuentas claramente por los crueles y vergonzosos abusos de detenidos iraquís". El presidente alabó a Rumsfeld por "guiar valientemente a nuestro país en la guerra contra el terror", y sentenció: "La nación tiene con usted una deuda de gratitud".

Flanqueado por el vicepresidente, Dick Cheney, el secretario de Estado, Colin Powell, el director de la CIA, George Tenet, y el jefe del Alto Estado Mayor, el general Richard Myers, Bush trató así de contrarrestar la impresión de que la cúpula del Pentá- gono se está empezando a tambalear por el impacto de las fotos de torturas en la prisión de Abú Graib.

"ERROR DE LA CUPULA" Paralelamente, continuaron lloviendo peticiones de dimisión sobre el secretario de Defensa. Una de ellas procedió del senador demócrata Joseph Biden, y otra del diario Army Times , una publicación independiente sobre temas militares, que sumó su voz a la de numerosos medios de comunicación. "Se trata de un error que afecta a la cúpula" del Pentágono, dijo el rotativo, que extendió la petición de dimisión al general Myers porque, como Rumsfeld, "fracasó en la valoración del impacto que tendría el escándalo, no sólo en EEUU, sino en todo el mundo".

Ante semejante temporal, la Casa Blanca trató ayer de prepararse para la probable aparición de nuevas fotografías de abusos que mantendrán el escándalo en el candelero. La Administración de Bush teme la comparecencia del general Antonio Taguba ante el comité de Servicios Armados del Senado.

OLA DE REPULSA Taguba detalló los abusos en un informe secreto, encargado por el Ejército el 31 de enero, cuya reciente revelación causó una oleada de conmoción y repulsa. Los malos tratos son "un insulto al pueblo iraquí y una afrenta a los estándares más básicos de moralidad y decencia", declaró ayer Bush.

Por si supieran a poco las declaraciones de Taguba, uno de los integrantes de la comisión, el republicano Lindsay Graham, advirtió a los estadounidenses de que vayan preparándose para ver casos de asesinato y violación. El Pentágono entregó a este comité cientos de fotografías de abusos y al menos un vídeo, y sopesaba ayer con los senadores si revisarlas "en sesión restringida" o hacer públicas estas pruebas. El aspirante demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, ha recogido ya 275.000 firmas reclamando el cese de Rumsfeld.

El exministro iraquí de Derechos Humanos, Abdul Basid Turki, avisó de las torturas al administrador civil de EEUU en Irak, Paul Bremer, en noviembre. En declaraciones al diario británico The Guardian , Turki aseguró que advirtió a Bremer dos veces: "Me escuchó, pero eso fue todo lo que hizo". El portavoz de Bremer, Dan Senor, replicó que éste sólo tuvo noticia de los abusos en enero.

Responsables del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC) también vieron con sus propios ojos, en octubre del 2003, los malos tratos infligidos a presos iraquís en la cárcel de Abú Graib. Cuando preguntaron a las autoridades de la prisión sobre los abusos, la respuesta fue que "formaban parte del proceso" de interrogatorios, según consta en un informe confidencial de la Cruz Roja con fecha del 4 de febrero.