El presidente de EEUU, George Bush, se disponía anoche (de madrugada en España) a intentar convencer a sus compatriotas más escépticos, a través de un discurso televisado, de que dispone de una estrategia para estabilizar Irak y frenar así su caída de popularidad a pocos meses de tener que afrontar la reelección a la Casa Blanca.

Acosado por las incesantes bajas que sufren las tropas estadounidenses en la sangrienta posguerra de Irak y por el escándalo de las torturas, Bush tenía previsto anoche lanzarse a la ofensiva en su discurso ante la Academia Militar de Carlisle (Pensilvania) con el que pretendía informar a su país y al mundo de cómo piensa salir del caos iraquí.

El presidente no se había planteado ofrecer un calendario para la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, pero, según su portavoz, Scott McClellan, iba a presentar una "estrategia clara" sobre el camino a seguir hasta la celebración de elecciones en ese país a comienzos del próximo año.

TRABAJAR CON LA ONU Uno de estos pasos consiste en trabajar con la ONU para nombrar al nuevo Gobierno provisional iraquí, reforzar a las fuerzas policiales iraquís y eliminar las amenazas que pesan sobre la seguridad de este país árabe. Bush también abogará por la reconstrucción de Irak y por el aumento del apoyo internacional.

El discurso de anoche era el primero de una ambiciosa ofensiva de relaciones públicas lanzada por la Casa Blanca. A cinco meses de las elecciones, sólo el 41% de los estadounidenses aprueba la gestión de Bush en lo que se refiere a la crisis iraquí y el 54% considera que la guerra no mereció la pena, según el último sondeo de Gallup.

Bush "está cayendo en barrena y es imperativo que apele directamente a los ciudadanos", opinó el historiador presidencial Doug Brinkely, al comentar los seis discursos sobre Irak que el presidente pronunciará de aquí a finales de junio. Sin embargo, lo tiene muy cuesta arriba, ya que incluso prestigiosos miembros de su partido, como el senador Richard Lugar, han comenzado a criticar abiertamente su política exterior de "llanero solitario" que ha conducido a la debacle iraquí y ha costado ya la vida a 790 soldados de EEUU. La oposición demócrata, mucho más agresiva, ha denunciado la "incompetencia tanto en conocimiento como en juicio y experiencia" del presidente, en palabras de la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

FURIA MILITAR Incluso los militares están furiosos contra Bush y sus colaboradores, como muestran las declaraciones del general de Marines, Anthony Zinni, exjefe del Mando Central de EEUU. "Alguien ha metido la pata", dijo el domingo a la cadena televisiva CBS. "Lo que más me molesta es que no ruedan cabezas", añadió. Zinni denunció el reducido número de soldados con que se acometió la invasión de Irak y atacó --aunque sin mencionar su nombre-- al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, al que hizo responsable del desastre militar.