El presidente de EEUU, George Bush, y su homólogo francés, Jacques Chirac, por lo menos están de acuerdo en algo: a los dos les gustan las hamburguesas. No es mucho cuando el primero intentaba cerrar triunfalmente la cumbre del G-8, que se ha celebrado en Sea Island (Georgia), con el respaldo de París, Alemania y Moscú a su plan en Irak, un intento en el que ha fracasado. Pero es algo si se recuerda que no hace mucho las patatas fritas en Washington dejaron de ser french fries para ser "patatas de libertad".

La normalización de las relaciones entre Washington y París puede considerarse como uno de los avances que Bush ha logrado en la cumbre del G-8 que abrió el miércoles, exultante, exhibiendo el voto unánime que el martes el Consejo de Seguridad de la ONU dio a su resolución para la transición, y que cerró ayer en un tono muy distinto.

DEFENSA Bush está muy lejos de haber cubierto sus objetivos y no ha logrado ningún compromiso sobre Irak. Ayer, tras las reticencias de Francia y Alemania, dio por perdido su objetivo de que la OTAN envíe tropas al país árabe. "Es una posibilidad poco realista", declaró el presidente en la rueda de prensa que cerró la cumbre del G-8.

Ayer, Bush insistía en pedir que se haga más en Irak, alegando que "el pueblo iraquí necesita ayuda para defenderse, reconstruir su país y, lo más importante de todo, para celebrar elecciones". Chirac, tras la reunión con él, ni siquiera se había referido a Irak. Habló de la comida que había degustado en Georgia, y fue uno de los miembros de su delegación el que dijo que "sería extraño izar la bandera de la OTAN en Irak".

Bush tampoco ha logrado el consenso para su propuesta de condonar la mayoría de la deuda a Irak. E incluso el apoyo logrado para la declaración sobre su plan de "extensión de la democracia" en el "Gran Oriente Próximo" está matizado, pues las delegaciones de varios países que firmaron ese documento insinuaron que llevan tiempo persiguiendo iniciativas similares. Los dirigentes del G-8 reclamaron la reunión del Cuarteto (EEUU, Unión Europea, Rusia y la ONU) este mes para relanzar el plan de paz al que bautizaron como Hoja de ruta .

LLAMADA URGENTE Fue al hablar de Sudán cuando quizá Bush logró el mayor consenso en la cumbre. Los ocho denunciaron la peligrosa situación en el país y pidieron "al Gobierno sudanés que desarme a las milicias responsables de violaciones masivas de los derechos humanos en Darfur". La declaración pide la intervención de la ONU.

Reunidos con representantes de seis países africanos, los miembros del G-8 aprobaron extender dos años un esquema de reducción de deuda a los 27 países más pobres (23 africanos), una propuesta para equipar a 75.000 nuevos soldados para misiones de paz en Africa en los próximos cinco años y un plan para acelerar el desarrollo de una vacuna contra el sida con una inversión inicial de 12,5 millones de euros.