Derrotar al enemigo. Esta es la promesa que formuló ayer George Bush en su primera rueda de prensa tras obtener la reelección con más de 59 millones de votos y convertirse en el primer presidente de EEUU desde Franklin Roosevelt, en 1936, que logra un segundo mandato y al mismo tiempo consigue que su partido gane escaños en ambas cámaras del Congreso.

"Estamos librando una guerra ininterrumpida contra el terror y perseveraremos hasta que el enemigo sea derrotado", afirmó Bush en sus dos primeras frases introductorias. "Nuestro objetivo más importante es proteger al pueblo americano sic y extender la libertad y la democracia en todo el mundo, para lo que seguiremos tendiendo la mano a nuestros amigos y aliados. Todos los países civilizados se juegan mucho en el resultado de esta guerra", aseguró el presidente.

Tras su primera reunión de Gabinete en tres meses, Bush admitió: "He tomado decisiones que no son populares en el extranjero y que no gustan a otros países". Pero advirtió: "Seguiremos persiguiendo a las redes del terror ... y todos sabrán que el presidente americano cumple su palabra. Explicaré a otros estadistas las razones de mis decisiones, porque compartimos un enemigo común. Pero estoy en desacuerdo con los que no creen que nuestro deber es promover sociedades libres en todos los países del mundo".

ORIENTE PROXIMO Un periodista sorprendió a Bush al anunciarle que el líder palestino, Yasir Arafat, había fallecido (cuando su muerte estaba siendo desmentida por los portavoces del hospital de Percy de París), y el presidente, visiblemente confundido, se limitó a decir "Dios bendiga su alma" y a asegurar que continuará "trabajando para que haya un Estado palestino libre que esté en paz con Israel". Antes, había defendido su proyecto de "Gran Oriente Próximo" con un argumento contra Arafat: "No se puede conseguir la paz ni la solución de dos estados si se condena a un pueblo a seguir con un Gobierno que no ha funcionado".

En cuanto a Irak, Bush trató de esquivar todas las preguntas sobre el coste y la duración de la guerra, así como sobre el aumento de tropas de Estados Unidos ante las elecciones previstas para enero. Pero el presidente estuvo incoherente, tartamudeó, fingió haber olvidado que le habían preguntado sobre Irak y hasta perdió el hilo de lo que estaba diciendo. En concreto, sólo quiso subrayar: "Ahora tengo la voluntad del pueblo respaldándome".

Los analistas coincidían ayer en prever un inmediato recrudecimiento de las acciones militares de EEUU en Irak, sobre todo contra Faluya y las otras ciudades sunís rebeldes, una vez que "Bush ya no tiene que considerar los riesgos políticos internos de la guerra", según Jonathan Landay, comentarista del grupo de comunicación Knight Ridder.

MANOS LIBRES "Tuvimos que aplazar las operaciones hasta después de las elecciones --reconoció un alto cargo de la Defensa iraquí--, porque los estadounidenses estaban preocupados por la opinión pública. Ahora tienen las manos libres".

Jeffrey White, exanalista de la Agencia de Inteligencia de Defensa y ahora del Instituto de Oriente Próximo de Washington, advierte: "Podemos reconquistar esas ciudades, pero la cuestión es si las fuerzas iraquís serán capaces de conservarlas".

"La única forma de controlar esas ciudades es aumentar la presencia militar de Estados Unidos", asegura Reuel Marc Gerecht, exagente de la CIA que en la actualidad analiza la región del Golfo para el American Enterprise Institute. "Así que creo que Bush tendrá que enviar más tropas a Irak".

También el diario The Wall Street Journal subrayaba ayer que el presidente "pronto tendrá que pedir al Congreso decenas de miles de millones de dólares más para financiar la guerra, con lo que probará la paciencia incluso de muchos republicanos sobre el coste económico y humano de la contienda". Por ello, el prestigioso diario bursátil sugería que el segundo mandato de George W. Bush puede evocar el de Lyndon Johnson, "cuyos intentos reformistas quedaron engullidos por el lodazal de Vietnam" .