El presidente estadounidense, George Bush, fracasó ayer en su objetivo de intentar involucrar a la OTAN en la sangrienta posguerra de Irak. La cumbre de la Alianza Atlántica en Estambul (Turquía) se limitó a ofrecer un respaldo verbal al nuevo Gobierno interino iraquí y, en la práctica, delegó en los países aliados las prometidas tareas de formación de las Fuerzas Armadas iraquís. Por si quedaba alguna duda, el presidente francés, Jacques Chirac, lo dejó muy claro: "No habrá rastro de la OTAN en el suelo iraquí".

La declaración de la Alianza Atlántica sobre Irak intenta esconder, bajo una imagen de armonía, la persistencia de profundas divergencias entre los países partidarios de la guerra y los opuestos a ella, para dar un nuevo respiro a las relaciones transatlánticas. El texto constituye básicamente una declaración política de respaldo a la independencia, la soberanía, la unidad, la integridad territorial, la seguridad, la democracia, la libertad y al respeto de los derechos humanos en Irak.

COMPROMISOS VAGOS Los países aliados también ofrecen su "entera cooperación al nuevo Gobierno interino, soberano en sus esfuerzos para reforzar la seguridad interior y para preparar la celebración de elecciones nacionales en el 2005", pero sin ir más allá de las buenas palabras.

Respecto de la petición del Gobierno iraquí, los líderes aliados anuncian que han decidido "ofrecer la ayuda de la OTAN para la formación de las fuerzas de seguridad", y "alientan a los países a contribuir a la formación de las Fuerzas Armadas iraquís". Las modalidades de esa formación deberán ser acordadas ahora por el Consejo Atlántico, el máximo órgano político de la OTAN, donde están representados todos los países miembros y donde las decisiones se adoptan por unanimidad.

La discusión sobre quién, cómo, cuándo y dónde se realizará esa formación militar comenzará de inmediato en la OTAN, pero "nadie puede anticipar cuándo concluirá", reconocieron fuentes atlánticas de alto nivel. Sólo la obtención del vago compromiso de la cumbre de Estambul ya requirió tres días de tensas negociaciones, por lo que la definición de las modalidades se esa formación militar se augura todavía más problemática.