En un intento por acallar la polémica desatada por el uso de datos poco fundamentados por parte de los servicios de espionaje como justificación de la guerra contra Irak, el presidente de EEUU, George Bush, creó ayer una comisión independiente, presidida al alimón por un exsenador demócrata y un juez ultraconservador. Pero Bush se protegió a priori de las conclusiones de esta comisión de la verdad, pues le dio de tiempo hasta el 31 de marzo del 2005 para presentarlas: casi cinco meses después de las elecciones presidenciales.

El presidente afirma que "está decidido a saber por qué" no se han podido confirmar los datos del espionaje, en que se sostenía que Sadam Husein poseía arsenales y programas de armas de destrucción masiva. Y se muestra igualmente "dispuesto a asegurarse de que los datos del espionaje sean tan exactos como sea posible, cara a futuros desafíos".

Para contrarrestar las críticas de los demócratas sobre la independencia de una comisión nombrada enteramente por el presidente, Bush designó ayer a un demócrata y a un republicano para presidirla. Se trata del exsenador y exgobernador de Virginia, Charles Robb, y del juez jubilado Laurence Silverman, uno de los magistrados más conservadores mientras ejerció en los tribunales de apelación, tras ser nombrado por el presidente Ronald Reagan en 1985. Silverman fue subsecretario de Justicia con Richard Nixon y Gerald Ford.

EL NOMBRAMIENTO DE MCCAIN Entre los siete miembros designados ayer por el presidente para formar la comisión destaca el senador republicano John McCain, cuya tendencia a romper con la línea de su partido ha creado tensiones con Bush, a quien le disputó, incluso, la candidatura republicana a la Casa Blanca en el 2000. McCain se sumó además a los demócratas para exigir el establecimiento de la comisión independiente, a la que se resistió inicialmente el presidente. Bush indicó ayer que nombraría dos miembros más para completar el elenco.

AGRESIONES SEXUALES Por otro lado, el secretario de Estado de EEUU, Donald Rumsfeld, ordenó ayer una investigación ante el notable incremento de agresiones sexuales cometidas por soldados estadounidenses desplegados en Irak y Kuwait. La investigación tratará de determinar si el Pentágono tomó las medidas adecuadas para prevenir estos ataques y si ayudó a las víctimas, informaron fuentes de la Administración de Bush. "Las agresiones sexuales no serán toleradas por parte del Departamento de Defensa", aseguró Rumsfeld. Según las autoridades de EEUU, el Mando Central ha recibido informes relativos a 88 casos de agresiones sexuales en el último año.