La certeza de que el presidente estadounidense, George Bush, estaba decidido desde finales del 2001 a invadir Irak se afianza cada vez más. La propia asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, confirmó ayer que el mandatario pidió a su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que diseñase un plan para atacar a Irak en noviembre del 2001, dos meses y medio después de los atentados del 11-S, tal como sostiene el periodista Bob Woodward en su nuevo libro Plan de Ataque .

"Aparentemente, el presidente habló con Donald Rumsfeld y le dijo que necesitaba saber cuáles podrían ser sus opciones con respecto a Irak", dijo Rice, en declaraciones a la cadena de TV Fox. Para entonces noviembre, EEUU había atacado ya Afganistán como represalia por el 11-S y su control de ese país estaba afianzado. "Creo que la mente del presidente empezaba a dirigirse hacia qué más tendríamos que hacer para enfrentarnos con el golpe sufrido, con la amenaza que surgió como resultado del 11-S", explicó la asesora.

LA REUNION EN EL RANCHO Poco después de la reunión con Rumsfeld, el 28 de diciembre del 2001, Bush recibió en su rancho de Crawford (Tejas) al comandante supremo del Ejército de EEUU, el general Tommy Franks. Aunque oficialmente, se dijo que en la reunión sólo se habló de Afganistán, allí se empezó a planear la invasión de Irak, según Woodward.

La obsesión de Bush con Irak ha sido denunciada por numerosas voces, incluyendo la del exsecretario del Tesoro Paul O´Neill, quien aseguró hace meses que el presidente quería expulsar a Sadam Husein del poder desde su llegada a la Casa Blanca. Hace pocas semanas, el exjefe de contraespionaje de la Administración, Richard Clarke, añadió que Bush estaba tan concentrado en Irak que descuidó la vigilancia sobre Al Qaeda antes del 11-S, cuando había numerosos indicios de que la organización planeaba atentados.

Rice salió ayer en defensa del presidente, argumentando que era natural que desease saber cuáles eran sus opciones en Irak.