Las piezas del puzle demócrata se reorganizan a ritmo de vértigo a las puertas del supermartes, la importante jornada en que votan en primarias 14 estados que reparten más de un tercio de los delegados para la nominación. Este domingo, un día después de que Joe Biden arrasara en Carolina del Sur, el segundo candidato moderado con mejores resultados hasta ahora, Pete Buttigieg, ha anunciado que suspende su carrera.

Con 38 años el más joven entre los aspirantes, también el primero abiertamente homosexual que ha luchado con posibilidades por la presidencia, Buttigieg ha protagonizado en un año un ascenso fulgurante desde la alcaldía de South Bend, la cuarta ciudad de Indiana, hasta el panorama nacional, que ha descubierto a un político inteligente, culto y preparado, con una oratoria similar a la de Barack Obama, aunque sin el carisma del expresidente.

Tras el triunfo en número de delegados en Iowa y el segundo puesto en Nuevo Hampshire a poca distancia de Bernie Sanders, no obstante, llegaron las citas en Nevada y Carolina del Sur. Y en esos dos estados que reflejan mucho más la diversidad racial del país se demostró su incapacidad para granjearse apoyos entre grupos de votantes clave como los negros y los hispanos. En Carolina del Sur, pese al cuarto puesto, logró solo un 3% del voto negro.

Ataque a Sanders

En su discurso para anunciar la decisión de tirar la toalla antes del supermartes Buttigieg ha explicado que el camino se ha estrechado hasta cerrarse, un indicio de que sus propias encuestas internas no le daban buenas perspectivas. Pero ha dicho también que tenía la responsabilidad de considerar el efecto de seguir en la carrera. Y ahí radica una de las claves de su decisión.

Aunque Buttigieg no ha dado el apoyo explícito a ningún candidato y se espera que su voto se reparta entre Biden, Sanders, Elizabeth Warren y Michael Bloomberg, su salida a quien más beneficia es al exvicepresidente, que con el impulso de Carolina del Sur y a falta de ver el efecto de la entrada en liza de Bloomberg se plantea como la opción moderada y del aparato para frenar al progresista Sanders. Y en las palabras públicas de Buttigieg había un mensaje tácito pero cristalino contra el senador independiente de Vermont. Necesitamos una agenda para una base amplia, no una que se pierda en ideología, ha dicho.

En una llamada con sus principales donantes para anunciarles la decisión Buttigieg les ha dado su opinión de que el partido tiene que presentar "el nominado adecuado" para ganar a Donald Trump. Y poco después en el discurso público de despedida ha ahondado también en la crítica que machaconamente se está haciendo últimamente contra Sanders asegurando que su candidatura podría tener efecto negativo en otras carreras y el ya excandidato ha dicho que es necesario un plan suficientemente fuerte no solo para ganar la Casa Blanca sino para mantener la Cámara (Baja) y ganar el Senado.

Quedan ahora en la carrera para lograr la nominación presidencial del Partido Demócrata seis candidatos: Sanders, Biden, Warren, Bloomberg y Amy Klobuchar y Tulsi Gabbard.