Ha ocupado posiciones de poder desde aquel agosto de 1999 en que Vladímir Putin fue nombrado primer ministro por el entonces presidente Borís Yeltsin y ungido como su sucesor oficioso. Ha sido el encargado de dar un contenido ideológico al putinismo, acuñando conceptos y eufemismos como "democracia soberana" para definir el actual sistema político en Rusia, con partidos políticos e instituciones supuestamente electas en un marco de control social y creciente autoritarismo. Ha asumido en los últimos años el complejo 'dosier' de las relaciones de Moscú con las repúblicas rebeldes de Ucrania, apoyadas por el Kremlin.

Un brevísimo comunicado hizo oficial el pasado18 de febrero lo que era un secreto a voces en los mentideros del Kremlin. Se ha decidido "relevar a Vladislav Yurievich Surkov del puesto de asistente al presidente de la Federación Rusa; este decreto entrará en vigor el mismo día de su firma". Igual de caústicos fueron los comentarios posteriores del portavoz presidencial, Dmitri Peskov, cuando fue inquirido por la prensa: "Putin y Surkov se reunieron, y (este) fue reemplazado a petición propia" , dijo el alto funcionario. Su sucesor, Dmitri Kozak, con un perfil más aceptable para Kiev, ha asumido en el pasado responsabilidades como los Juegos Olímpicos de Sochi e incluso en ocasiones ha llegado a sonar para el cargo de primer ministro.

El reemplazo, similar a lo que supondría en España que el presidente del Gobierno Pedro Sanchez prescindiera de Iván Redondo, implica un viraje en la política del Kremlin respecto a uno de los principales contenciosos a los que se enfrenta: Ucrania, su vecino del oeste, que pretende soltar amarras con el Kremlin e integrarse progresivamente en las instituciones políticas y militares occidentales. "Se va a producir un cambio en la estrategia (de Rusia) en Ucrania, y Surkov era un impedimento", destaca telefónicamente Pável Salin, director del Centro de Investigaciones Políticas en la Universidad Financiera. El consejero, apodado 'el cardenal gris' por su presumida influencia en las decisiones presidenciales, "no había materializado los objetivos para los que fue nombrado", y ha acabado cayendo, continúa el analista.

CON ALBOROZO

En numerosas capitales occidentales, la caída de Surkov ha sido acogida con cierto alborozo y se ha vinculado a una posible actitud más constructiva de Rusia respecto al conflicto de Ucrania, después de que Putin se reuniera en diciembre con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en París; una suerte de primera concesión para una supuesta nueva etapa de mejora de las relaciones del Kremlin con Kiev y por ende, con Occidente. Salin advierte contra análisis prematuros. "El objetivo (del Kremlin) en Ucrania sigue siendo el mismo: que (el país) tenga toda la autonomía del mundo para gestionar sus temas internos, pero que en temas de política exterior, abandone las aspiraciones de integración en Occidente y se alinee con Moscú", recalca. Las diferencias entre Surkov y su sucesor, según su opinión, son de método: "Surkov es un gran intrigante, Kozak es bueno ejerciendo presión".

Tal y como ya sucedió en el pasado, una futura resurreción de Surkov no es para nada descartable. De hecho, según explica el analista, circulan informaciones no confirmadas de que ya dispone de una nueva oficina. "Putin prefiere tener a Surkov relativamente cerca porque, aunque no es un enemigo, no quiere que este empiece su propio juego", en un momento en que el mismo líder del Kremlin ha iniciado un delicado y complejo proceso para sucederse a sí mismo.