El gobernador de California ha ordenado dar un paso atrás y volver a cerrar comercios y lugares públicos ante un aumento de los nuevos casos de covid-19, especialmente en la región de Los Ángeles, donde el próximo curso escolar comenzará de forma virtual.

California fue uno de los primeros estados en imponer un confinamiento general en marzo, pero desde hace varias semanas el número de casos ha seguido aumentando hasta llegar a cerca de 330.000, entre los que se contabilizan más de 7.000 fallecidos.

Como respuesta, el gobernador demócrata Gavin Newsom decretó el lunes el cierre de bares, los salones de los restaurantes, cines, zoológicos y acuarios. En Los Ángeles, unos 600.000 estudiantes ya saben que no volverán a las aulas a mitad de agosto como estaba previsto y que comenzarán el año con un modelo a distancia.

Repuntes

Con el aumento de los casos de covid-19, los alcaldes de varias ciudades del sur y el oeste de de Estados Unidos planean o exigen un reconfinamiento, pero los desacuerdos políticos entre las diferentes jurisdicciones impiden que haya una respuesta unificada y coherente. En este sentido, el presidente estadounidense, Donald Trump, en su línea, afirmó que, cuando hay más pruebas, aparecen más casos.

Después de que varios lugares del planeta tuvieran que imponer un reconfinamiento como Melbourne, en Australia, Lérida, en Cataluña o Manila, en Filipinas, esta medida sigue siendo poco habitual en Estados Unidos, que además de ser el país con más muertos por la pandemia sufre un paulatino repunte de los casos desde junio.

Las autoridades de la ciudad de Houston, que es la más grande de Texas y que tiene más o menos la misma cantidad de habitantes que Melbourne (4,7 millones), pidieron un nuevo confinamiento después de que se detectaran 1.600 nuevos casos en 24 horas.

Esta tasa equivale a siete veces más que la que llevó a la ciudad australiana a volver a imponer restricciones.

Pese a las peticiones del alcalde de Houston, el gobernador de Texas, el político republicano Gregg Abbott, no cedió a la presión en un principio, aunque sí impuso el uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos y advirtió sobre la posibilidad de un reconfinamiento si la situación empeora.

Texas fue uno de los primeros estados en abrir comercios el primero de mayo. El 22 de ese mes volvieron a funcionar los bares, que un mes después tuvieron que cerrar y a partir del 3 de julio el uso de la mascarilla se volvió obligatorio.

- Ocupación hospitalaria -

En Florida, otro estado problemático, el domingo se registraron más de 15.000 nuevos casos, marcando un récord, y la mortalidad también comienza a aumentar. Este lunes los nuevos casos sumaron 12.624.

El gobernador republicano, Ron DeSantis, reaccionó cerrando los bares pero hasta hora se ha negado a imponer el uso de mascarillas o a decretar un nuevo confinamiento en Florida, remitiéndose a los responsables de las ciudades y de los condados (municipios).

En Miami, la cantidad de pacientes en cuidados intensivos por el coronavirus es siete veces mayor a la que había en abril, según el alcalde.

"Está fuera de control", dijo el alcalde de Miami, el republicano Francis Suarez a la cadena CNN, matizando que los hospitales todavía no están desbordados.

Pero con respecto a volver a decretar un confinamiento, afirmó que se lo plantearía en el momento en que los hospitales le informen que están colapsados.

En el condado de Miami-Dade (con 2,7 millones de habitantes), un tercio de las pruebas arrojaron resultados positivos la semana pasada, según el político republicano que anunció el cierre de los gimnasios y de las salas interiores de los restaurantes.

- Rivalidades -

En un país muy descentralizado, las disputas entre diferentes autoridades son legión.

En Atlanta, en Georgia, otro de los estados del sur de Estados Unidos donde los casos aumentan, la alcaldesa demócrata, Keisha Lance Bottoms, ordenó utilizar mascarilla, pero el gobernador republicano replicó que esto no era más que una "consigna" y que su uso no era obligatorio desde el punto de vista legal.

"Es evidente que nuestro estado no se basa en datos científicos", replicó la alcaldesa, una política cuyo nombre suena como compañera de fórmula del candidato de los demócratas para la Casa Blanca, Joe Biden