Gaza y la zona sur de Israel han amanecido este sábado en calma, tras el alto el fuego pactado de madrugada entre el movimiento palestino islamista Hamás y los israelís.

El Ejército israelí lanzó ayer un ataque masivo después de que milicianos palestinos mataran a un soldado en la frontera. Los bombardeos acabaron con la vida de tres militantes de las Brigadas Izedín al Qasam, el brazo armado de Hamás, en Jan Yunis y Rafah, al sur de la franja.

Fawzi Barhoum, portavoz de este grupo que controla Gaza, anunció la tregua, aceptada también por Israel. "Con los esfuerzos de Egipto y la ONU se ha acordado volver a la era de la calma entre [Israel] y las facciones palestinas" señaló Barhoum.

El enviado especial de la ONU para Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, llamó ayer a las dos partes a detener los ataques y rebajar la tensión "inmediatamente".

Un muerto en protestas

Esta nueva ola de violencia, precedida por una anterior el fin de semana pasado, empezó ayer en la jornada de protesta número 17 de miles de palestinos en Gaza, en el marco de la Marcha por el Retorno de los refugiados. Soldados israelís mataron a tiros a un manifestante que, según confirmaron las autoridades de Gaza, era militante del movimiento Al Fatá, del presidente palestino, Mahmud Abás. Desde que se iniciaron las manifestaciones el 30 de marzo las fuerzas israelís han matado a 141 palestinos.

Durante las protestas, en la frontera entre Gaza e Israel, milicianos palestinos dispararon contra el Ejército israelí. Inmediatamente después, las fuerzas israelíes atacaron con fuego de tanque la posición desde la que se había disparado a los soldados, en el sur de Gaza. Tres miembros de las Brigadas Izedín al Qasam murieron durante la primera tanda de bombardeos contra ocho posiciones de Hamás.

Destrucción de edificios

Más tarde, Israel lanzó un ataque masivo contra Hamás. La aviación y los tanques israelís alcanzaron 60 objetivos militares de este grupo, centrados en los batallones de Zaitun, en el norte, Jan Yunis, en el sur, y Al Bureij, en el centro de Gaza, según indicó el Ejército israelí.

Los bombardeos destruyeron unos 60 edificios e infraestructuras y afectaron a almacenes de armamento y fabricación de armas, a una entrada a una red de túneles, un depósito de drones, una sala de operaciones militares, campos de entrenamiento y puestos de observación.

Desde Gaza se lanzaron anoche tres proyectiles contra Israel que provocaron el sonido de las sirenas en diversas comunidades cercanas a la franja. Dos fueron interceptados por el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro.

La cúpula militar israelí se reunió ayer viernes con el primer ministro, Binyamin Netanyahu, y el ministro de defensa, Avigdor Lieberman, en Tel Aviv, para analizar la situación y decidir cueles serán los próximos pasos a seguir en Gaza.

"Operación dolorosa"

Lieberman había afirmado ayer por la mañana en una visita a la localidad de Sderot, fronteriza con Gaza, que Hamás "está forzando a Israel a llevar a cabo una operación militar amplia y dolorosa (...) más dolorosa que la Operación Margen Protector", la ofensiva del 2014 en la que murieron 2.250 palestinos en Gaza, la mayoría civiles, 67 soldados y seis civiles israelís.

El jueves pasado, el Ejército israelí mató a un miembro del brazo armado de Hamás en un bombardeo en la franja, tras el disparo de dos proyectiles desde Gaza. El fin de semana anterior, las fuerzas israelís atacaron diversos puntos de este territorio y milicianos palestinos lanzaron 200 cohetes sobre Israel.