Ya en campaña electoral en Italia, el exabrupto racista no ha tardado en producirse. Attilio Fontana, flamante candidato del centroderecha italiano a la presidencia de la región de Lombardía (en el norte del país), lo disparó a secas a través de los micrófonos de Radio Padania, la emisora de la Liga (antes llamada Liga Norte), partido al que pertenece. «La raza blanca» debe ser defendida ante las llegadas de los inmigrantes, dijo Fontana, encendiendo la polémica.

En un razonamiento sobre la «amenaza» provocada por la inmigración —uno de los históricos caballos de batalla de la Liga desde su fundación—, Fontana se dijo convencido de que «no podemos aceptar a todos». Ello, porque «si los aceptáramos significaría que ya no existiríamos nosotros como realidad social, como realidad étnica. Ellos son muchos más que nosotros, están más determinados a ocupar nuestro territorio», afirmó el domingo en la entrevista.

«No podemos [acogerlos], porque todos no cabemos», añadió. Por ello, «tenemos que elegir: decidir si nuestra etnia, nuestra raza blanca, nuestra sociedad debe seguir existiendo o si nuestra sociedad debe ser eliminada: es una elección», subrayó.

«Ha sido un lapsus, un error expresivo. Quería decir que debemos reorganizar un tipo de acogida distinto, que respete nuestra historia y nuestra sociedad», corrigió posteriormente Fontana, que de acuerdo a los últimos sondeos —anteriores a sus polémicas declaraciones— figuraba como ganador en esa región italiana. Pero, fiel a su carácter voluble e imprevisible, fue entonces el líder de la Liga, Matteo Salvini, quien provocó otro incendio al argumentar que «hay en curso una invasión».