El cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos afectó ayer a importantes aeropuertos del noreste del país, incluyendo el de La Guardia en Nueva York, donde se multiplicaron los retrasos conforme las autoridades decidían restringir temporalmente los vuelos tanto de llegada como de salida por la falta de personal.

La Administración Federal de Aviación (FAA) explicó en un comunicado que está experimentando un «ligero incremento de bajas por enfermedad» entre los controladores aéreos que trabajan en dos instalaciones en Florida y Washington. Aunque la FAA aseguró que ha «mitigado el impacto reforzando personal, redirigiendo tráfico aéreo e incrementando el espaciamiento entre vuelos cuando es necesario» y subrayó que ha habido «impacto mínimo en la eficiencia a la vez que se mantienen niveles consistentes de seguridad», el caos de retrasos y cambios de rutas se sintieron en La Guardia, en el aeropuerto de Newark y en los de ciudades como Filadelfia. Aunque muchos empleados públicos que han sido etiquetados como «esenciales» siguen yendo a trabajar sin cobrar ha crecido significativamente también el número de los que llaman enfermos o no se presentan en el trabajo. Con apuros para hacer frente a gastos básicos, muchos están buscando métodos alternativos para conseguir ingresos, incluyendo desempeñar otros trabajos temporales o lanzar campañas buscando donaciones benéficas en internet.

La difícil situación en los aeropuertos ya se había hecho evidente por las bajas crecientes entre los 51.000 empleados de la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA), que realizan los controles antes de los embarques. El tiempo de espera para pasar los controles se ha disparado en aeropuertos como el de Atlanta, el más transitado del país, que el fin de semana que viene debe hacer frente a la llegada de espectadores de la Superbowl, la cita deportiva más importante del año. En Miami los problemas de personal ocasionaron el cierre de una terminal.