El Capitolio se ha blindado ante el segundo 'impeachment' del presidente. Los principales medios de comunicación recogen imágenes de los miembros de la Guardia Nacional de Estados Unidos durmiendo en el suelo de los pasillos del Capitolio tan solo una semana después del violento asalto al edificio perpetrado por parte de los seguidores del presidente Donald Trump y poco antes de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden.

El país está en máxima alerta ante la posibilidad de que se produzcan nuevas protestas violentas de los seguidores del presidente antes de la investidura de Joe Biden, un escenario del que ha advertido el FBI en un circular enviada al Congreso. También ha tenido que mover ficha el Estado Mayor del Ejército para recordar a sus cuadros que se deben a la Constitución, una señal de las tensiones que ha creado entre la tropa la lucha de poder que se vive en el país.

Las fuerzas del orden son uno de los núcleos duros del trumpismo y algunos exmilitares estuvieron en primera línea del asalto al Capitolio. "Cualquier intento de perturbar el proceso constitucional no solo va contra nuestras tradiciones, valores y juramentos. Es también una violación de la ley", escribieron en una carta conjunta los ocho generales al frente del Pentágono.

'Impeachment'

La Cámara de Representantes ha iniciado este miércoles su sesión en la que prevé votar por el nuevo juicio político contra el presidente Donald Trump tras el asalto en el que murieron cinco personas. Los demócratas, con mayoría en la Cámara Baja, buscarán este miércoles acusar al mandatario del cargo de "incitación a la insurrección".

El voto se prevé que salga adelante con el respaldo de la bancada demócrata, y al menos cuatro legisladores republicanos han anunciado que se sumarán a la iniciativa: Adam Kizinger, congresista de Illinois; Liz Cheney, congresista de Wyoming; John Katko, de Nueva York; y Fred Upton, por Michigan.

El proceso iniciado en la Cámara Baja promete obligar al Senado a someter a Trump a un juicio político que se desarrollará cuando el presidente electo, el demócrata Joe Biden, ya esté en el poder, y que por tanto no tendrá como principal objetivo la destitución del mandatario sino su posible inhabilitación para ejercer futuros cargos políticos.