El presidente de Irak, Gazi al Yauar, se comprometió ayer ante el Gobierno de Silvio Berlusconi a hacer todo lo posible para lograr la liberación de las dos cooperantes italianas secuestradas el pasado martes en Irak. Poco antes del encuentro entre ambos políticos en Roma, el grupo Ansar al Zauahiri dio a Italia un plazo de 24 horas para salvar a las dos rehenes y exigió "la liberación de todas las presas musulmanas encarceladas en Irak". La autenticidad de este mensaje planteaba ayer muchas dudas, ya que no existe ninguna garantía de que proceda realmente del grupo de secuestradores.

Después de entrevistarse con el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, y con el primer ministro, Silvio Berlusconi, Yauar declaró que "los gestos bárbaros que han afectado a los ciudadanos italianos y de otros países son totalmente ajenos a los valores de humanidad compartidos por el pueblo iraquí".

Poco antes, Berlusconi había pedido al mandatario iraquí "un compromiso de las autoridades iraquís para una rápida liberación" de las dos voluntarias italianas. Berlusconi subrayó la "máxima disponibilidad" de su país para lograr una "solución positiva" de la crisis y expresó "la condena de su pueblo al secuestro", además de declararse "perplejo sobre la fiabilidad de la reivindicación" aparecida en internet.

En Bagdad, el viceministro de Interior iraquí, Alí Husein Kamal, definió este ultimátum como "una petición inaceptable e irrealizable".

SOLIDARIDAD MUSULMANA Mientras la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Margherita Boniver, continúa haciendo gestiones en Oriente Próximo para conseguir la liberación de las cooperantes, aumentan también los gestos de solidaridad musulmana. "Italia no debe aceptar este chantaje, ya que la petición procede de un grupúsculo que no representa a nadie", manifestó ayer el presidente del Instituto Islámico de Milán, Hamid Shaari.

PROTESTA EN ROMA Por la noche, decenas de miles de personas recorrieron Roma para condenar los secuestros. La protesta se extendió a otras ciudades italianas y congregó a políticos, sindicalistas, alcaldes y líderes religiosos de todos los credos.

Más tarde, un mensaje breve pero solemne de Ciampi abrió todos los telediarios. El presidente manifestó que "todo el pueblo italiano, sin distinciones sociales ni políticas", pide la liberación de las dos mujeres. Después de condenar el terrorismo en todas sus formas, Ciampi solicitó a "Europa entera" y a EEUU que "resuelvan las causas económicas y de pobreza" que alimentan el terror.