Laura Cunliffe, una británica de 23 años que metió a su gato en el microondas y puso en marcha el aparato durante cinco minutos, ha sido condenada a 14 semanas en prisión. Cunliffe castigó así al animal, que murió, por comerse a su otra mascota, un pez, según han informado este jueves medios británicos.

En el juicio, los inspectores declararon que el gato, llamado Mowgli y de cuatro meses de edad, tuvo una agonía "lenta y dolorosa" que se prolongó durante 90 minutos. Subrayaron que la radiación del microondas quemó los órganos internos del gato. El juez del caso le ha afeado a Cunliffe lo "bárbaro" de su acto.

La defensa de Cunliffe argumentó que la joven, que ha admitido que causó un daño innecesario al animal, tenía problemas de psicosis y depresión.