Incluso sin presentarse a la reelección Angela Merkel ha vuelto a ganar. Annegret Kramp-Karrenbauer, su delfín, fue elegida ayer nueva presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) con un 51,7% de los votos. Reunidos en Hamburgo, los 1.001 delegados del partido conservador optaron por el continuismo centrista y decantaron la balanza en favor de esta experimentada política de 56 años, actual secretaria general de la formación.

Su principal rival y antiguo oponente de Merkel, Friedrich Merz, se quebó a las puertas de dar la campanada. Apoyado por el exministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y por los sectores empresariales del partido este abogado millonario obtuvo un 48,2% de los votos. Tan solo 47 papeletas le separaron de una victoria que habría supuesto un viraje más acentuado a la derecha del conservadurismo alemán.

Emocionada por la victoria y con un ramo de flores en la mano, AKK (siglas por las que es conocida) agradeció a sus rivales el juego limpio mostrado durante la campaña. Consciente de que a partir de mañana deberá recoser la factura interna que divide las facciones más centristas y las más conservadoras de la CDU, la nueva presidenta del partido ha pedido unidad, cooperación y coraje para relanzar a la formación conservadora.

El ajustado resultado en la votación evidencia aún más la herida abierta en el seno de la CDU. En un gesto de deportividad, un decepcionado Merz pidió a sus simpatizantes apoyar a Kramp-Karrenbauer. Aunque prometió que apoyará a la CDU aún es incierto si aspirará a ocupar algún cargo de peso dentro del partido. «Ha sido divertido», confesó.

Esta es la segunda vez que Merz pierde contra Merkel, quien le derrotó en 2002 para ocupar la presidencia del grupo parlamentario conservador. Su derrota es también la de Schäuble, rival reconvertido en aliado de la cancillera durante años que ahora optó por hacer público su apoyo a Merz, algo que molestó a parte del partido.

Quien sí intentará formar parte de la nueva ejecutiva federal es el tercer candidato en discordia, Jens Spahn. El joven ministro de Sanidad deberá esperar a la votación de mañana para saber si da un paso al frente de la cúpula democristiana.

El congreso de ayer por la tarde en Hamburgo estuvo marcada por los nervios, la tensión y la nostalgia. Como se esperaba, ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta en una primera vuelta en la que AKK se impuso con el 45% de los votos. Merz quedó en segundo lugar con el 39,2% mientras que Spahn llegó al 15,7%. Con su eliminación se abrió la puerta a una emocionante segunda vuelta.

EL ADIÓS

Angela Merkel nunca ha destacado por su oratoria. Fiel a su estilo sosegado y sin florituras, la líder conservadora se despidió ayer de la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), un cargo que controla desde hace más de 18 años. «Siempre he querido desempeñar mis cargos políticos con dignidad y, un día, dejarlos con dignidad», afirmó, ante una entregada audiencia que la ovacionó en pie durante nueve minutos.

En su último discurso como presidenta del mayor partido de Alemania, la cancillera intentó lanzar ante los delegados un mensaje de unidad para evitar que su legado quede manchado por las «interminables disputas» abiertas tras la irrupción de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). «Tenemos la fuerza para romper las tendencias y ganar elecciones si luchamos juntos de forma unida y determinada», apuntó.

En un mensaje que escenificaba su predilección por su amiga, Merkel señaló a Kramp-Karrenbauer como el ejemplo a seguir para relanzar al partido a número previos a la llamada crisis de los refugiados. El año pasado revalidó su victoria en el Estado del Sarre con más del 40% de los votos, una cifra aún lejos de la CDU a escala federal. Con la trascendental elección de AKK, la CDU ha dado una última alegría a Merkel para poner en marcha el gradual adiós de la mujer que los llevó a cuatro victorias electorales consecutivas.