La Unión Demócrata Cristiana (CDU) mira al futuro. Con Angela Merkel de salida y tras elegir ayer a Annegret Kramp-Karrenbauer como su sucesora, el partido conservador ha dado este sábado otro paso para la ansiada renovación. Reunido en el congreso federal de Hamburgo, los delegados de la formación han optado porque sea un rostro joven quien ocupe la secretaría general. Paul Ziemiak, de 33 años y hasta ahora líder de sus juventudes, se convierte así en uno de los cargos más influyentes del país.

Sin embargo, su resultado no es una alegría rotunda. Único candidato para el puesto, Ziemiak ha sido elegido con un sorprendente 62,8% de los votos, convirtiéndose en el único secretario general de la historia del partido que recibe menos de dos tercios de los apoyos. Os agradezco este honesto resultado, ha aceptado este joven nacido en Szczecin, Polonia.

Ziemiak ha sido presidente de las juventudes de la CDU desde 2014, un cargo que ahora deberá dejar para asumir un importante paso al frente. A pesar de su juventud, se le considera un destacado miembro del ala más conservadora del partido. Además, como sus rivales Friedrich Merz y Jens Spahn, forma parte de la asociación de Renania del Norte-Westfalia. No es una coincidencia. Apoyado por Kramp-Karrenbauer, su elección es un claro gesto de renovación para limar asperezas dentro del conservadurismo alemán.

DIVISIÓN INTERNA

Esa frágil victoria vuelve a evidenciar la fractura interna que se esconde detrás de los grandes discursos de unidad. El partido no está dividido, ha insistido este sábado la nueva presidenta. Pero sí lo está, algo que también quedó plasmado ayer en su victoria por la mínima. AKK siglas por las que se la conoce se impuso por tan solo 35 votos de diferencia al ala más conservadora del partido, representada por el abogado millonario Merz.

La elección de la delfín de Merkel como sucesora puede ser vista como un signo positivo para el continuismo de la cancillera. Más moderada y cercana a la líder que sus oponentes, una presidencia en manos de Kramp-Karrenbauer será previsiblemente más cómoda para Merkel y le permitirá seguir al frente de Alemania hasta que termine su mandato, en 2021. Su victoria puede también alejar el fantasma de unas elecciones anticipadas, una opción repudiada desde el gobierno alemán.

No obstante, todo eso puede torcerse. La nueva presidenta de la CDU tendrá la difícil misión de coser las heridas internas y satisfacer, a la vez, a quienes piden un giro a la derecha para contrarrestar la sangría de votos a la populista Alternativa para Alemania (AfD) y a quienes piden seguir la estrategia merkeliana y mantenerse en el centro. Esa vía le ha permitido a la CDU gobernar desde el 2005, pero a costa de un profundo desgaste. Muchos han optado por pasarse a la ultraderecha o a los Verdes, un partido más centrista que de izquierdas.

GIRO A LA DERECHA

A pesar de que este viernes obtuvo una nueva victoria, el hastío con Merkel es palpable. Dentro de la CDU hasta un 48% pide políticas más conservadoras, una tendencia que AKK no podrá obviar si pretender relanzar al conservadurismo alemán por encima del 30% de los votos.

Aunque los paralelismos con Merkel son inevitables, Kramp-Karrenbauer es más conservadora de lo que es su predecesora. Una alemana protestante del este ha sido reemplazada por una alemana católica del oeste, recordaba el Der Spiegel. AKK se ha opuesto con vehemencia al matrimonio homosexual y ha marcado un perfil propio más duro en materia migratoria, hablando incluso de deportar a Siria a migrantes que hayan cometido crímenes.

Presumiblemente, la nueva presidenta de la CDU marcará distancias con la cancillera sin darle la espalda para recuperar el voto perdido a AfD. Las elecciones europeas del mayo serán el primer test electoral del final de la era Merkel. Pero será en los comicios de Brandeburgo, Sajonia y Turingia del próximo otoño donde se verá si AKK abre un nuevo rumbo de éxito para el conservadurismo alemán. Es ahí, en el Este, donde la ultraderecha es más fuerte.