China ha respondido con contundencia a EEUU con nuevas medidas arancelarias por valor de 50.000 millones de dólares (43.079 millones de euros), una decisión que confirma el fin de la tregua entre las dos potencias e incrementa el peligro de estallido de la tan temida guerra comercial. «Introduciremos de inmediato la misma escala y las mismas medidas arancelarias y todos los logros económicos y comerciales alcanzados por ambas partes quedarán invalidados», anunció el sábado el Ministerio de Comercio chino, unas horas después de que EEUU informara de una nueva ola de aranceles contra el gigante asiático.

La imposición de aranceles adicionales del 25% afecta a 659 productos estadounidenses, entre ellos vehículos y productos agrícolas, dos de los sectores más sensibles para el país norteamericano. «La medida estadounidense viola las reglas relevantes de la Organización Mundial del Comercio, va en contra del consenso alcanzado en consultas económicas y comerciales bilaterales, infringe gravemente los derechos e intereses legítimos del lado chino y socava los intereses de China y su pueblo», apunta la declaración china. A pesar de la respuesta, Pekín sigue insistiendo en que no quiere que se produzca una guerra comercial.

En otra acción similar, el Ministerio de Comercio chino ha anunciado que impondrá medidas antidumping provisionales sobre el ácido hidroyódico importado de EEUU y Japón y también sobre la etanolamina importada originaria de EEUU, Arabia Saudí, Malasia y Tailandia. Según denuncia el organismo, compañías de estos países han introducido en el mercado chino estos productos causando «un daño sustancial a la industria nacional de China».

En su anuncio del pasado jueves, la Casa Blanca ya informó de que los aranceles del 25% a importaciones chinas por valor de 50.000 millones de dólares se aplicarán a productos que contienen «tecnologías industrialmente significativas».