Un total de 3.804 civiles murieron en Afganistán en 2018 a causa de la intensificación de los ataques aéreos por fuerzas lideradas por Estados Unidos y el aumento de los bombardeos suicidas. Un informe de las Naciones Unidas ha dado la voz de alarma ya que esta cifra supone un récord de víctimas mortales civiles en la guerra de Afganistán.

Más de 900 muertos son niños y niñas quiénes se han convertido en las principales víctimas de este conflicto que lleva 17 años cobrándose vidas afganas. El aumento de víctimas mortales es superior en un 11% a las cifras de 2017.

La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) ha publicado un informe sobre la situación el país. La guerra afgana se inició después de que fuerzas estadounidenses entrasen en el territorio para derrocar a los talibanes tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y, a día de hoy, se ha cobrado un total de 32.000 civiles muertos y alrededor de 60.000 heridos en una década.

La mayoría de los ataques han tenido lugar en ataques de las fuerzas afganas en la campaña impulsada por los Estados Unidos para eliminar a los líderes talibanes del país. Los enfrentamientos en tierra entre grupos progubernamentales y facciones antigubernamentales son la segunda causa de muerte para los civiles, después de los ataques aéreos y los bombardeos suicidas.

Alrededor de 1.200 víctimas mortales se atribuyen a operaciones de las fuerzas progubernamentales, mientras que los talibanes se han cobrado 1.751 víctimas civiles en 2018, casi el doble que el año anterior.

El informe de las Naciones Unidas se enmarca en un contexto de desgaste y miseria en Afganistán. Las conversaciones de paz están cobrando impulso y se prevé que el enviado especial de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, se reúna con negociadores talibanes el próximo lunes en Qatar.