Dos malas noticias referidas a la epidemia de coronavirus han sobresaltado este miércoles a los ciudadanos de Rusia. Por un lado, las autoridades sanitarias locales han informado de 3.398 nuevas infecciones de coronavirus detectadas, una cifra record desde el inicio de la epidemia. Por otro, la alcaldía de Moscú, ciudad que acumula dos tercios de los enfermos, va a tener que replantearse el sistema de pases implantado para moverse por la ciudad, después de que durante la mañana se formaran grandes aglomeraciones en las estaciones de metro e incluso atascos en las calles, contraviniendo el distanciamiento social que recomiendan los epidemiólogos.

Los más de tres millares nuevos casos de las últimas 24 horas llevan la cifra oficial de enfermos a 24.490, aunque las asociaciones independientes de médicos discuten estos datos y confirma que la curva de contagios en la federación está creciendo de forma exponencial, lo contrario de lo que está sucediendo en Europa. Los fallecidos, en cambio, no superan los dos centenares. De ser ciertos estos números, Rusia tendría más del doble de enfermos que Suecia, pero una mortalidad casi seis veces inferior a la del país escandinavo, donde se han contabilizado alrededor de 1.200 fallecimientos.

LARGAS COLAS

El primer día en que entraban en vigor el sistema de pases para poder moverse por la ciudad ha suscitado grandes críticas en las redes sociales. Durante la mañana, circularon por Facebook, Twitter y VKontakte fotos de largas colas que se estaban formando en las estaciones de metro causadas por los agentes de policía que verificaban los documentos de los viajeros, lo que obligó al alcalde Serguéi Sobyanin a solicitar a los agentes que evitaran que se formasen aglomeraciones. "En el futuro, habrá que plantearse el control automatizado; pensaremos cómo hacerlo", ha escrito Sobyanin en su cuenta de twitter.

Reproches también vinieron desde China, país que ha constatado en los últimos días un elevado número de casos importados en sus regiones fronterizas con el Extremo Oriente ruso. Devolviendo las reprobaciones de Moscú al inicio de la pandemia, Pekín ha puesto en duda la efectividad de su vecino del norte a la hora de gestionar la crisis sanitaria. "Hay un intercambio de críticas entre diferentes países acerca del coronavirus que es como una partida de ping pong", ha valorado el portavoz presidencial, Dmitri Peskov.