Theresa May y el futuro del ‘brexit’ siguen corriendo un grave peligro. Los euroescépticos preparan ataques en dos frentes contra la primera ministra y su acuerdo con la Unión Europea. May ha sobrevivido a una de las semanas más convulsas de la política británica en las últimas décadas. Nadie da sin embargo por zanjada la crisis.

La BBC ha desvelado sábado cómo un grupo de cinco ministros euroescépticos, Michael Gove, Liam Fox, Andrea Leadsom, Chris Grayling y Penny Mordaunt, que decidieron permanecer en el gabinete en lugar de dimitir, se han unido para presionar a May a fin de forzarla a hacer cambios en el acuerdo con la UE. Una guerrilla coordinada por Leadson, la líder de la Cámara de los Comunes, que empujará desde dentro para imponer su visión extrema del ‘brexit’. El Secretario de Estado para Europa, Alan Duncan, criticó los planes de la "banda de los cinco", que van a "sembrar el desorden en el Gobierno".

LA INCÓGNITA DE LAS FIRMAS

Al margen de la conspiración en el Gabinete, pero en la misma línea ideológica, otro grupo de parlamentarios conservadores eurófobos sigue recogiendo las 48 firmas necesarias para presentar una moción contra la líder y primera ministra. Nadie, excepto Graham Brady, el presidente del Comité 1922 a cargo de tramitar moción, sabe exactamente cuantas firmas se han presentado hasta el momento, pero más de una veintena de diputados han anunciado públicamente haberlo hecho.

Si hay un voto y May lo perdiera no está claro quien la reemplazaría. Un miembro del grupo, Steve Baker, ha sugerido que podrían elegir por sorteo a los candidatos. Ducan les pidió que, "se paren, piensen y den un paso atrás", porque, "no van a lograr nada desafiándola y espero que mi llamamiento a la calma tenga algún efecto". La democracia no implica obediencia ciega, "pero aquí los hechos están claros y la primera ministra no puede ofrecer una alternativa".

Muchos en el partido del Gobierno y en la oposición no lo creen así. Un nuevo líder conservador intentaría reabrir las negociaciones del acuerdo, para que pudiera ser aprobado en el Parlamento. Los laboristas presumiblemente también contemplan la renegociación si unas elecciones anticipadas, a consecuencia de un hipotética caída de May, los llevara al poder.

"La gente critica el acuerdo, pero no tiene una alternativa", señaló al 'Financial Times' un miembro del gabinete desde el anonimato. "Es lo que ocurrió antes de la reunión de Chequers (en julio), era lo que ocurría antes de la reunión del Gabinete esta semana y es lo que pasa ahora. La gente puede apretar los dientes, decir que es una traición y hablar de vasallaje, pero no parecen haber pensado en cuál puede ser la alternativa", señaló.

FIRMEZA DE BRUSELAS

El texto de 585 páginas no es el definitivo, pero es el resultado de 19 meses de duras negociaciones y por parte de la UE no ha intención de hacer importantes modificaciones. El viernes el mensaje del jefe negociador, Michel Barnier, a los embajadores de la UE en Bruselas fue que el acuerdo está ultimado y los británicos, "o lo toman o lo dejan".

May deberá asistir el próximo domingo a la cumbre extraordinaria de mandatarios europeos, si continúa en el puesto para entonces. Los 27 deberán firmar el acuerdo de la negociación y subrayar que esa es la oferta final por su parte. Si el proceso no descarrila antes, la votación del texto en la Cámara de Comunes tendría lugar hacia mediados de diciembre.

May, inasequible al desaliento, ha comenzado a conceder entrevistas en diversos medios como inicio de una campaña para ‘vender ‘el acuerdo a miembros del partido y al resto del país.