Con la cuenta atrás para las elecciones del 2-N ya en marcha, el candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, recibió ayer un poderoso aliado para afianzar el apoyo de sus bases y atraer a los votantes indecisos, que pueden determinar las elecciones en Estados Unidos. Se trata del expresidente Bill Clinton, la figura de mayor peso de su partido, que se desplazará el lunes a la ciudad de Filadelfia, en el crucial estado de Pensilvania, para protagonizar un mitin junto a Kerry, a pesar de su reciente operación de corazón.

Clinton "está muy contento de poder ayudar a Kerry en esta campaña tan importante para el futuro del país", dijo ayer su portavoz, Jim Kennedy. Además del mitin de Filadelfia, el exmandatario hará campaña en solitario a favor del candidato demócrata, explicó Joe Lockhart, exsecretario de prensa de Clinton que ahora asesora a Kerry.

El expresidente, de 58 años, inauguró en julio la convención nacional demócrata en Boston. Tras someterse, el pasado 6 de septiembre, a un cuádruple bypass coronario, ha pasado seis semanas recuperándose de la intervención en su casa de Chappaqua (Nueva York). Sin embargo, ni siquiera la cirugía ha podido paralizar al hiperactivo Clinton, un maestro en campañas electorales y el único presidente demócrata reelegido para un segundo mandato desde la segunda guerra mundial.

MENSAJES PARA RADIO Clinton ha conversado telefónicamente con Kerry a menudo para asesorarle. "El martes hablamos de cómo el otro bando trata de colgarme una etiqueta y presentarme como lo que no soy", explicó el candidato demócrata. Además de estas charlas, el exinquilino de la Casa Blanca también ha grabado un mensaje telefónico para los votantes y está dispuesto a grabar anuncios para emisoras de radio para apoyar a Kerry.

La aparición de Clinton con Kerry tratará de impulsar la posición del senador en el estado de Pensilvania, uno de los más disputados de estas elecciones, donde Kerry comienza a desmarcarse del presidente de EEUU y rival, el republicano George Bush.

EQUIPO DE LUJO Kerry no sólo ha alistado a Clinton sino que también cuenta en su equipo con la flor y nata del equipo del expresidente, empezando por Robert Rubin, su brillante secretario del Tesoro, a quien se debió la eliminación del déficit presupuestario que arrastraba la nación y su legado de un superávit superior a 230.000 millones de dólares (190.000 millones de euros) a Bush, que éste ha pulverizado.

El senador y Bush se volcaron ayer en atraer a los votantes de Iowa, esgrimiendo la lucha antiterrorista y la guerra de Irak para atacarse mutuamente. "Si el presidente no reconoce los problemas en Irak, no podrá arreglarlos", arremetió Kerry. "Mi oponente no entiende nuestra batalla contra los insurgentes y terroristas en Irak", respondió Bush.