La campaña demócrata dejó ayer de contar con uno de sus elementos clave. Bill Clinton, presidente de Estados Unidos de 1992 al 2000, fue ingresado en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, donde deberá someterse a una operación de bypass cuádruple. Aunque ayer no se especificó la fecha de la intervención, su esposa, Hillary Clinton, reconoció que los médicos han recomendado la cirugía de carácter urgente y "tan pronto como sea posible" y, según fuentes de diversos medios estadounidenses, la operación del expresidente, de 58 años, podría tener lugar hoy.

Clinton nunca ha ocultado su afición por la comida rápida --o basura-- ni sus dificultades para perder el sobrepeso, que constituye, junto al colesterol y la alta presión arterial, la parte más problemática de su salud. Sin embargo, parecía estar en forma.

FUERA DE CAMPAÑA Hasta ahora el expresidente, que se había comprometido a trabajar como "un soldado de pie" en la campaña electoral de John Kerry, mantenía la intensa agenda que ha dominado su vida desde que dejó su cargo y abandonó la Casa Blanca.

Fue el jueves por la noche cuando, tras experimentar molestias en el pecho y dificultades para respirar, el presidente acudió por su propio pie al Hospital Northern Westchester. Las pruebas dieron resultados normales y Clinton pasó la noche en su casa cercana a Chappaqua, situada en el estado de Nueva York. Ayer por la mañana acudió a otro centro médico de la localidad de Westchester para realizarse más pruebas y, entonces, se le recomendó la cirugía.

La noticia provocó inmediatamente la reacción del presidente de EEUU, George Bush, que en un discurso que tuvo lugar en Wisconsin envió a su predecesor "los mejores deseos de una rápida recuperación".